Los primeros rayos del sol de la alborada disipan la oscuridad y evaporan la neblina. Nos envían un mensaje de esperanza por esa nueva jornada que amanece, pero también un dilema: ¿Qué va a pasar en ese día? La permanente avidez de los seres humanos de escrutar el futuro, la desazón por contrarrestar esa incertidumbre. De allí se explica que envueltos en fría neblina de la húmeda fantasía se hayan desarrollado a lo largo de la historia una serie de visiones, maldiciones, vaticinios, profecías. Por cierto que el término «profecía» no es sinónimo de predicción. Profeta era la persona ungida que hablaba de parte de la Divinidad, su mensaje generalmente era de arrepentimiento y reflexión, de regresar a las sendas de Dios, de rechazar los malos caminos, etc. En ocasiones el profeta anticipaba alguna calamidad para que el pueblo se arrepintiera, o bien para acreditar su personería pero anticipar hechos no era su principal cometido ni atribución. Derivado del griego «profétes» la palabra quiere decir «hablar en nombre de» en este caso, de Dios, como pregonero, enviado, pero no es sinónimo de adivino, visionario o futurólogo. Por lo tanto el término profecía no es técnicamente el más adecuado. En todo caso la gran mayoría de las así llamadas «profecías» son esotéricas, misteriosas y sobre todo difusas y que admiten múltiples interpretaciones. Valgan de ejemplo las llamadas profecías de Nostradamus; muchos descubren su mensaje pero cuando el hecho ya acaeció (¡ya lo había anticipado Nostradamus!), pero no han servido sus famosos versos para prevenir nuevas situaciones. De ser así, que para prepararnos nos compartan los expertos lo que descubren en sus famosos versos para acaecer en las próximas décadas. Dejando ello de lado, pero en medio de ese torbellino quiero destacar algunos anticipos históricos, bien documentados, que de alguna forma se cumplieron con una precisión que causa turbación y deja mucho que pensar. No se trata de meras fórmulas o declaración de intenciones. Son precisas hasta por los días y mueven a pensar ¿qué conocimiento ignoto tenían? En primer lugar la «profecía» de Tamerlán, quien era sobrino nieto del gran Gengis Khan; fue igualmente conquistador y tan sanguinario que hacía ver a su célebre antepasado como un apacible director de secundaria. (Hizo desaparecer la ciudad de Merv, en una arremetida en la que se cree que masacraron entre medio a un millón de personas). A su muerte fue enterrado, siguiendo la tradición mongol, en incógnito lugar. Pero el 19 de junio de 1941 antropólogos dirigidos por Mikhail Gerasimov exhumaron su cuerpo; en el sitio aparecía una anotación en piedra que advertía que el día que violentaran su tumba se desatarían los demonios de la guerra que habían de asolar el país. Pues bien, exactamente tres días después de su apertura se inició la invasión de Rusia por parte de Hitler, la Operación Barbarrosa. El demonio Nazi se ensañó sobre Rusia provocando la muerte de 27 millones de rusos.
Continuará…