La corriente circula en el hemisferio occidental, y lo más cercano Canadá, en México o Argentina parcialmente, donde ya ocurrió, pero causó polémica y pegó una sacudida en la mente humana. También en el Viejo Continente.
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En Guatemala, hace tres años ya hubo un intento de esta naturaleza con una tímida o informal propuesta redactada que al final llegó a manos de algunos parlamentarios guatemaltecos, pero fue un documento que casi nadie quiso discutir.
Entonces, en ese pequeño círculo se escandalizaron y aquello cayó como agua fría sobre la espalda o quemaba las manos, debido a que aparentemente la sociedad guatemalteca es conservadora.
En medio de ese trauma político y social, en los legisladores emergió inmediatamente una iniciativa que posteriormente se convirtió en ley de la República para apuntalar el pensamiento conservador.
Se trató de la «Ley de Ratificación del Matrimonio y Protección de la Familia», promovida por el grupo Frente Republicano Guatemalteco (FRG) a través de uno de sus diputados.
Jorge López Sologaistoa, director ejecutivo de la Organización de Apoyo a una Sexualidad Integral Frente al Sida (Oasis), da a conocer una anécdota de ese pasado.
«Ni siquiera lo conocieron en el Pleno, ni pasó a ninguna de las comisiones, fue distribuido entre algunas personas, sé que los diputados que lo lograron leer informalmente se rieron y dijeron: ¡Ah! los huecos se quieren casar».
También fue sorprendente que en esa ocasión y para neutralizar la idea, las iglesias Católica y Evangélica Protestante, como nunca se les ha visto en otros temas de mayor impacto social, trabajaron unidas para rechazar la propuesta, recuerda López Sologaistoa.
Pero detrás del tema, si se toma en cuenta que los grupos sociales del mundo atraviesan trastumbos sociales, materiales y económicos, que se inflan al decir que este es un siglo nuevo tal vez trastornado o evolucionado, al final hay violaciones a los derechos humanos.
Eso porque la existencia del tema y de las personas, que algún día solicitarían contraer matrimonio con pareja del mismo sexo, está latente como un derecho ciudadano, pero tabú para otras personas. Es un grupo que integra y le inyecta dinamismo a la sociedad.
Jorge López Sologaistoa, da a conocer que está viva la sociedad de la diversidad sexual.
Aquella, está compuesta por gays, bisexuales, transgénero, lesbianas, intersexuales y algunas otras personas que no son precisamente heterosexuales, como la mayoría en la sociedad guatemalteca, refiere el entrevistado.
Haciendo valer primero la Carta Magna de la República de Guatemala y refiriéndose en segundo plano al Código que norma las relaciones entre particulares, López Sologaistoa analiza que el Estado y sus leyes dan el derecho y promueven al matrimonio como tal.
«La misma Constitución específicamente habla de los cónyuges, pero no dice que los cónyuges tienen que ser hombre y mujer; u hombre y hombre. El Código Civil, expresa que el matrimonio es entre hombre y mujer», cita Jorge López Sologaistoa.
Basado en lo anterior, es que el tema merece la discusión porque ante el solo hecho de negar que se hagan valer los derechos, «de la propia autodeterminación de las personas» se niega una realidad, enfatiza.
CONSERVADOR O LIBERAL
Se hizo el intento de consultar a diputados, unos se excusan de dar opinión, otros se escandalizan pero hay otros realistas tanto en la dirección de cerrar el camino o bien de allanar la ruta.
Leonel Soto Arango, diputado de la Unión del Cambio Nacionalista (UCN), es enfático que irían al frente con toda la lucha posible, a brazo partido, para que con el pensamiento religioso se rechazara una pretensión social de esa naturaleza.
«Es casi seguro que haríamos todos los esfuerzos por enfrentar el tema con las iglesias para evitar que ocurriera una situación de esta naturaleza», dice severamente Soto Arango.
Armando Sánchez, diputado independiente, con mente fría expone que los grupos de la diversidad sexual son una realidad que no se puede esconder y que como cualquier ciudadano estarían en su derecho de petición que garantiza la ley.
Sánchez hace la salvedad que el Congreso tendría que estar abierto al diálogo y estudiar la propuesta en su momento, pero que el acercamiento para discutir no necesariamente significaría su aprobación o rechazo, dependería siempre de una mayoría.
Manuel Barquín Durán, subjefe del bloque Gran Alianza Nacional (Gana), en un punto intermedio de pensamiento, ve que igual que la sociedad civil hizo presión para aprobar la «Ley de Comisiones de Postulación», así podría ocurrir con la solicitud de legislar para los matrimonios entre parejas del mismo sexo.
«Hemos sido acorralados con algunas leyes, esta (matrimonios entre el mismo sexo) no sería la excepción […] la sociedad es creciente, dinámica, pero no es remota esa presión ya han andado en el Congreso», dice Barquín Durán.
Nineth Montenegro, de Encuentro por Guatemala, quien ha emprendido con éxito el tema político, de justicia y equidad, dice que para el tema diversidad sexual Guatemala no está preparada todavía. «El Congreso no se atrevería a plantear ese tema (matrimonios entre personas del mismo sexo). No se ha visto que hagan presión para ganar un piso y pelearlo», enfatiza.
TABíš Y LIMITACIONES
Jorge López Sologaistoa, de la agrupación «Oasis», recuerda que en el primer intento en 2007, se dieron cuenta que alcanzar el convencimiento de las estructuras de poder parlamentario «Era gastar nuestras energías con personas que no querían hablar del tema», dice.
Por ello, desde aquel entonces, dichos grupos han puesto el tema en la agenda social y a través del apoyo de los medios de comunicación han logrado que vaya comprendiendo la sociedad guatemalteca.
«Que un hombre homosexual o una mujer lesbiana o una persona que ha cambiado su sexo y se convirtió en transgénero o transexual, tienen los mismos derechos que cualquier otra persona pues somos seres humanos», dice López Sologaistoa.
Lo anterior difundido mediáticamente ha tenido sus avances, ha empezado a cambiar el criterio de las personas en el país. Nuestra estrategia es, cuando ya existan condiciones políticas para discutir el tema, solito se va a dejar discutir», piensa.
El grupo de la diversidad sexual, atraviesa una serie de limitaciones sociales comunes entre ellas el acceso a la salud, derecho a un trabajo digno, seguridad para proteger su integridad que en muchos de los casos los arrastra a peligros extremos por la vulnerabilidad producto del rechazo social.
«Lo referente a los homosexuales, ha sido un punto de discusión a nivel internacional y en muchos países ya comprendieron que las múltiples violaciones a nuestros derechos humanos redundan en que muchos carezcan de educación formal, de trabajo, de familia y eso los empuje al trabajo sexual», comenta.
Este grupo es a la vez la integración de una sociedad lastimada, inmersa entre la corrupción, impunidad que al final es falta de práctica de la democracia de la que se jacta este país, sus políticos y algunos ciudadanos quienes exigen derechos pero no quieren cumplir con sus obligaciones, analiza el entrevistado.
CIENCIA O HIPOCRESíA
El Director de Oasis, comenta que la mente colectiva sigue con la creencia que la transformación de una persona a la homosexualidad ocurre únicamente por el ambiente o porque alguna vez fue violado, pero se ha demostrado que algunos perfiles genéticos para esa predisposición son heredados.
En algunos casos aunque la persona tenga la mencionada predisposición a la homosexualidad, todavía los prejuicios sociales le norman y le mandan que no pueda hacer uso de esa capacidad (homosexual) que puede tener.
Jorge López Sologaistoa
Director ejecutivo de Oasis
Jorge López Sologaistoa
Director ejecutivo de Oasis
Jorge López Sologaistoa
Director Ejecutivo de Oasis
En ese contexto de exclusión social, la diversidad sexual es vulnerable en la epidemia del Síndrome de Inmunidad de Deficiencia Adquirida (Sida), por ello muchos países como México, Brasil, Alemania y especialmente en el seno de la ONU, ya comprendieron que protegiéndoles sus derechos humanos se protege a las personas de la epidemia del Sida.
En el país existen aproximadamente 250 mil personas que integran la diversidad sexual. 170 mil hombres homosexuales, y el resto, 80 mil mujeres lesbianas y hay otro número en la gama de diversidad sexual.
En una noche de discoteca en alguna parte de la ciudad, como la Zona Viva, pueden asistir hasta unas dos mil personas de esta categoría social, entre ellos heterosexuales, hombre o mujer casados o unidos, que quieren estar o están esa noche y disfrutan con una pareja del mismo sexo.
La violencia contra los transgéneros ha sido inhumana, han ocurrido asesinatos en los que les han aplastado la cabeza con prensa mecánica o les han deshecho los testículos u otra violencia física extrema como característica de odio, comentan en Oasis.
Aunque la reciente Ley de Educación Sexual, es un poco más abierta de lo cerrado que tenía la sociedad en el pasado, habla de los medios de natalidad pero todavía está limitada porque no habla de sexualidad de forma más abierta, opina Jorge López Sologaistoa.