Esposo de Betancourt presenta el libro «Ingrid y yo»


El polí­tico colombiano, Juan Carlos Lecompte, esposo de la ex rehén de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Ingrid Betancourt, presentó su libro titulado

Juan Carlos Lecompte, en proceso de divorcio de Ingrid Betancourt, presentó el jueves en Parí­s su libro «Ingrid y yo» que empieza el dí­a en que la ex rehén de las FARC fue liberada en un operativo militar «demasiado hollywoodense para ser verdad» y lo saludó frí­amente.


«Para ser sincero fue una operación de inteligencia militar muy buena. Para mí­ fue pagado. No fue que el gobierno colombiano infiltró a las FARC, un grupo estalinista (…) muy difí­cil de entrar», afirmó Lecompte en rueda de prensa para presentar el libro, publicado en francés por la editorial Alphée.

En su libro, Lecompte afirma que la «Operación Jacque» «es demasiado simplista y hollywoodense para ser verdad».

«De todas maneras fue una operación muy inteligente: liberar a 15 secuestrados sin disparar, sin matar a nadie, es un éxito grandioso», sostuvo con un dejo de ironí­a, antes de abordar el lado í­ntimo de su libro, cuya foto de portada es la del reencuentro fallido con su esposa Ingrid Betancourt.

Las imágenes de aquel 2 de julio de 2008 en el aeropuerto de Bogotá, cuando Ingrid Betancourt bajaba de un avión del ejército vestida con ropa militar y peinada con dos trenzas a modo de corona dieron la vuelta al mundo.

Con ellas, el abrazo en el que se fundió con su madre, Yolanda Pulecio y el saludo distante a Lecompte, con quien habí­a compartido 13 años de «buen matrimonio», según él, hasta el dí­a de su secuestro, el 23 de febrero de 2002.

«Yo sabí­a que ella podí­a morir en la selva (…) pero aposté por la pequeña posibilidad de volver a estar juntos», explicó Lecompte antes de referirse al «gélido» y «difí­cil recibimiento».

«Me recibió como si me hubiera visto por la mañana y me dijo, «hola Juan, ¿cómo estás?»», rememoró Lecompte asegurando que él se habí­a «imaginado un gran abrazo de tres o cuatro minutos».

¿Por qué ventilar públicamente una decepción personal?

«El libro lo escribí­ para hacerme bien a mí­, no para hacerle mal a nadie» y porque «es la versión de los que nos quedamos luchando por los secuestrados», respondió interrogado sobre si intenta mostrar otra faceta de Betancourt.

Tal como asegura en «Ingrid y yo, una libertad agridulce» que se publicará en castellano «en los próximos meses», Lecompte responsabilizó de su separación a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

«Ingrid no tiene la culpa de nada. No es la responsable de lo que pasó o de si me trató mal. La culpa de todo la tiene el secuestro, la tienen las FARC», afirmó Lecompte en Parí­s, ciudad a la que Betancourt, de nacionalidad francesa, se vino inmediatamente después de su liberación.

Lecompte afirma que Betancourt fue «la mujer que más amé en mi vida» pero dice que trata de entender el distanciamiento y que «el famoso encuentro de tres o cuatro horas que querí­a con ella para preguntarle qué fue lo que pasó, por qué se acabó el amor (…) nunca llegó (…) hasta hoy dí­a».

Negó haber manejado fondos de forma irregular y haber sido infiel a Betancourt mientras ella estaba en cautiverio aunque aseguró que «comprenderí­a» si ella hubiera tenido a otra persona en esos años.

Recordó la operación que llevó a cabo con el cantante francés Renaud lanzando fotos de los hijos de Betancourt, Melanie y Lorenzo sobre la selva y la operación para tratar de rescatarla que lideró en 2003 el entonces canciller francés Dominique de Villepin.

«Fue una operación ridí­cula, pero puso el poder de Francia al servicio de una causa humanitaria y eso hay que reconocérselo y aplaudirlo», opinó Lecompte, que insistió en distanciarse del presidente colombiano Alvaro Uribe.

«No me gusta Uribe porque quiere acabar con la violencia con más violencia y la violencia se acaba con el diálogo y la negociación», opinó Lecompte, antes de subrayar que «odia a las FARC como todos los colombianos».

Arquitecto y publicista de 52 años, Lecompte aseguró que «el amor por Ingrid en realidad se me murió hace un año, como el 14 de enero del año pasado».

El dí­a en que «mi padre murió no tuvo la gentileza de darme el pésame, sino que me mandó la demanda de divorcio y ahí­ cruzó una lí­nea (…) Ahí­ se murió mi amor por ella. Yo ya no siento nada por ella», concluyó.