El jardí­n de los cerezos está sin podar


Una persona observa la estatua en honor del escritor ruso Antón Chéjov, quien mañana estarí­a cumpliendo 150 años de su nacimiento. FOTO LA HORA: AFP NATALIA KOLESNIKOVA

La casa de Antón Chéjov en Yalta (sur de Ucrania), cuyas arcas están vací­as, parece olvidada tanto por las autoridades ucranianas como por las rusas, en ví­speras del 150º aniversario del nacimiento del célebre escritor ruso, el 29 de enero de 1860.


Esta modesta vivienda de un piso cuyo entresuelo se eleva sobre una pendiente empinada que le proporciona una vista panorámica sobre la ciudad de Yalta, al borde del Mar Negro, fue construida por orden y bajo los auspicios de Chéjov, quien vivió aquí­ de 1899 a 1904.

El clima curativo de este balneario, situado en Crimea y que en esa época formaba parte del Imperio ruso, convenció a Chéjov, enfermo de tuberculosis, a instalarse aquí­ con su familia.

En esta casa escribió sus famosas obras de teatro «Las tres hermanas» y «El jardí­n de los cerezos», antes de partir para cuidarse en Alemania, donde falleció en julio de 1904.

En 1921, su hermana abrió un museo en esta vivienda, que conservó el espí­ritu de Chéjov.

Velas de la época esperan ser encendidas sobre el escritorio del dramaturgo y las efemérides colgadas sobre su cama son del año 1904.

Los cedros y jazmines que plantó con sus propias manos continúan perfumando los senderos del jardí­n donde el escritor paseaba con sus ilustres contemporáneos, entre los cuales se encontraban sus colegas Iván Bunin y Máximo Gorki, así­ como el legendario cantante de ópera, el bajo Fiódor Chaliapin.

Esta aparente estabilidad es frágil, pues el museo sobrevivió a un sismo y a la ocupación nazi. Pero una de las pruebas más difí­ciles surgió con la independencia de Ucrania en 1991, a la cual Crimea habí­a sido incorporada en 1954 por el dirigente soviético Nikita Kruschev.

Desde entonces, la financiación llega con cuentagotas, provocando la inevitable ruina del museo, que no recibió ni un centavo para celebrar el 150º aniversario del nacimiento de Chéjov, que se conmemora mañana.

«Nosotros sólo recibimos dinero para pagar los salarios, los impuestos locales y la vigilancia policial», suspira Alla Golovachiova, directora del museo.

«En Ucrania, la cultura sólo recibe las migajas (del presupuesto global)», protesta el diputado regional Oleg Zubkov, acusando al gobierno de descuidar la herencia cultural rusa en Crimea.

Ante la falta de fondos para su mantenimiento, la casa se encontró hace algunos años sin calefacción y con infiltraciones de agua que hubieran podido destruir las preciosas piezas de la exposición: muebles, documentos y ropa de la familia Chéjov.

Finalmente, el magnate ruso Alexander Lebedev acudió en ayuda del museo, y en 2008 financió las obras más urgentes, fundamentalmente la instalación de la calefacción.

Otros mecenas, en su mayorí­a rusos, así­ como algunos ucranianos e incluso británicos, aportan sus contribuciones. Pero la financiación está lejos de ser suficiente, ya que el Estado ucraniano se limita a aportar el mí­nimo y el Estado ruso no suministra ayuda alguna.

En 2003, Vladimir Putin, en esa época presidente de Rusia, visitó el museo con su homólogo ucranio de entonces, Leonid Kuchma. Ambos escribieron palabras de agradecimiento en el diario de los visitantes, pero esa cita no fue seguida por ninguna ayuda gubernamental.

Actualmente se observan grietas en las paredes de la casa, construida sobre un terreno gredoso poco estable, y largas resquebrajaduras se extienden hasta los cimientos del edificio administrativo, donde se encuentran las reservas del museo y las exposiciones temporales.

El costo aproximativo de las obras necesarias para evitar eventuales daños de graves consecuencias fue estimado en «varios millones» de hryvnias (varios cientos de miles de euros), señaló Golovachiova. Pero la directora del museo ignora dónde encontrarlos.

SEMBLANZA Chéjov


Antón Pávlovich Chéjov (29 de enero de 1860 -15 de julio de 1904) fue un médico, escritor y dramaturgo ruso. Encuadrable en la corriente naturalista, fue maestro del relato corto, siendo considerado como uno de los más importantes escritores de cuentos de la historia de la literatura. Como dramaturgo escribió cuatro obras, y sus relatos cortos han sido aclamados por escritores y crí­tica. Chéjov compaginó su carrera literaria con la medicina; en una de sus cartas escribió al respecto: «La medicina es mi esposa legal; la literatura, sólo mi amante.»

Dejó de escribir obras teatrales después de la mala acogida que tuvo su obra «La gaviota» en el año 1896. Sin embargo, esta misma obra tuvo un gran éxito en el año 1898, interpretada por la compañí­a Teatro del Arte de Moscú de Konstantí­n Stanislavski, interpretando también «Tí­o Vania», «Las tres hermanas» y «El jardí­n de los cerezos».

Al principio Chéjov escribí­a simplemente por razones económicas, pero su ambición artí­stica creció, introduciendo innovaciones que han influido en la evolución de los relatos cortos. Su originalidad consiste en el uso de la técnica del monólogo, adoptada más tarde por James Joyce y otros escritores del Modernismo anglosajón, además del rechazo de la finalidad moral presente en la estructura de las obras tradicionales. No le preocupaban las dificultades que esto planteaba al lector, porque consideraba que el papel del artista es realizar preguntas, no responderlas.