Ricos o pobres, cristianos o musulmanes, centenares de miles de iraquíes refugiados han creado un «pequeño Irak» en la capital jordana, una situación que no deja de provocar inquietud en el país.
Las estimaciones sobre el número de esos refugiados varía entre «más de 700.000» según el Alto Comisariado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) o «más de un millón» según fuentes independientes, mientras que el gobierno jordano asegura que no sobrepasan los 500.000.
La aplastante mayoría de los iraquíes reside en Amán, lo que duplica la población de la capital, que contaba con poco más de un millón de habitantes en 2003, el año en que Estados Unidos invadió Irak.
El resto de los iraquíes se establecieron en Zarqa (20 km al este de Ammán), localidad que le dio su nombre a Abu Mussad al Zarqaui, un jordano que encabezaba la rama iraquí de Al Qaida y que fue abatido en junio de 2006 por el ejército estadounidense en Irak.
«Crearon una comunidad dentro de la población. De hecho, existe actualmente un pequeño Irak en Jordania, lo que sólo puede provocar inquietud a largo plazo», declaró a la AFP un economista jordano bajo anonimato.