Tropas estadounidenses e iraquíes mataron a unos 30 insurgentes y detuvieron a otros 26 durante una operación militar en la calle Haifa, en el centro de Bagdad, mientras el primer ministro, Nuri al Maliki, advertía que no habrá tregua para los rebeldes.
«Todos los que infrinjan la ley serán perseguidos», aseveró Maliki en el Parlamento.
El jefe de gobierno iraquí aseguró que no se permitirá que los lugares religiosos sean «refugios seguros para los que quiebran la ley», y anunció que según el nuevo plan para la seguridad de Bagdad se prohibirá llevar armas en público.
El Parlamento iraquí aprobó el jueves el nuevo plan de seguridad para Bagdad, que pretende atajar la violencia confesional que afecta a la capital.
Este plan prevé un refuerzo draconiano de la seguridad, con el despliegue en la capital de 35.000 militares estadounidenses y 50.000 policías y soldados iraquíes.
El jueves Irak volvió a ser el escenario de atentados, sobre todo perpetrados en Bagdad, en los que murieron 15 personas y 50 fueron heridas.
Siete personas murieron y otras 27 quedaron heridas el jueves en varios ataques en la capital, uno de ellos con una moto bomba que estalló en un mercado, informaron fuentes de la seguridad.
«Cuatro personas fueron muertas y 20 heridas cuando una moto bomba estacionada en una de las callejuelas del mercado de Chorja, uno de los antiguos de Bagdad, estalló hacia las 11H00 (08H00 GMT)», precisaron las fuentes.
En Bayah, un barrio del suroeste de la capital, dos bombas colocadas al borde de la ruta sobre una arteria comercial explotaron con unos minutos de intervalo, con un saldo de tres muertos y siete heridos.
Otras ocho personas murieron en diversos ataques en el país.
Por su parte, unos 30 insurgentes murieron y 26 otros fueron detenidos durante una operación militar conjunta iraquí-estadounidense lanzada en el barrio bagdadí de Haifa.
«Más de 30 insurgentes fueron muertos y 26 otros detenidos durante esta operación», indicó el portavoz del ministerio, Mohammad al-Askari, en una declaración por televisión ayer en la noche.
Soldados iraquíes apoyados por las fuerzas estadounidenses lanzaron la operación bautizada «Tomahawk Strike 11», que apunta a desmantelar las milicias ilegales y retomar el control de la calle Haifa, un bastión sunita, situado a menos de dos kilómetros de la Zona Verde.
La operación consiste en una «serie de incursiones con un objetivo preciso» en este barrio residencial, rodeado de altos inmuebles desde donde los francotiradores disparaban contra los soldados estadounidenses e iraquíes, precisó el comunicado difundido por Estados Unidos.