Una cumbre de Afganistán con sus vecinos y Turquía celebrada el martes en Estambul apoyó las iniciativas de integración a la vida política de los talibanes afganos, impulsadas por el presidente Hamid Karzai, dos días antes de una conferencia internacional en Londres.
Turquía y los países vecinos de Afganistán «apoyan el proceso de reconciliación nacional» con los islamistas talibanes, dice la declaración difundida al final de la reunión.
Además de Karzai, en la «Cumbre de Estambul para la amistad y la cooperación en el centro de Asia» participaron los presidentes turco, Abdula Gul, y paquistaní, Asif Alí Zardari, así como el ministro chino de Relaciones Exteriores, Yang Jiechi, y representantes de Irán, Turkmenistán y Tayikistán.
«Los talibanes que no forman parte de una red terrorista como Al Qaeda son hijos de la tierra afgana. Son miles y miles y deben ser reintegrados», declaró Karzai a la prensa.
La Conferencia sobre Afganistán del próximo jueves en Londres estuvo omnipresente en las conversaciones, aunque los anfitriones turcos habían insistido en que la minicumbre de Estambul no era una reunión preparatoria de esa cita.
Karzai llegó al poder tras la invasión del país por una coalición liderada por Estados Unidos a fines de 2001, que derrocó al régimen talibán.
En la reunión de Estambul participaron como observadores el ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, David Milliband, y emisarios de Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí, Emiratos Arabes Unidos, Kirguistán, la OTAN, la Unión Europea y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI).
En Londres, Karzai anunciará un programa de reconciliación nacional con los talibanes que no forman parte de la red de Al- Qaeda.
Karzai anunció el lunes pasado, al final de una reunión con Gul y Zardari, que iba a solicitar que se retire de la lista de sanciones de la ONU a varios dirigentes talibanes.
En 1999, la ONU creó un «Comité de sanciones contra Al Qaida y los talibanes» para sancionar a personas y entidades asociadas a esas organizaciones.
La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, indicó el martes que su país quiere aportar 50 millones de euros (70 millones de dólares) en cinco años a un fondo internacional de 500 millones de dólares constituido para apoyar el plan de reintegración de los talibanes.
Alemania, que tiene el tercer contingente militar extranjero desplegado en Afganistán (el primero es estadounidense y el segundo británico) duplicará asimismo, de 220 a 430 millones de euros, su apoyo a la reconstrucción de Afganistán en el periodo 2010-2013, dijo Merkel.
La Casa Blanca dio a entender, en forma indirecta, que podría apoyar el proyecto de Karzai al señalar que tentativas similares de reconciliación habían funcionado en Irak, otro país donde está desplegado el ejército norteamericano.
El emisario norteamericano para Afganistán y Pakistán, Richard Holbrooke, fue más lejos, afirmando que la comunidad internacional apoyaría el plan de Karzai si los talibanes se distancian de Al Qaida, la red de Osama bin Laden, cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington.
Esos atentados fueron los que motivaron la ofensiva de Estados Unidos y sus socios de la OTAN contra los talibanes afganos, aliados de Bin laden.
«El programa de reintegración que el presidente Karzai anuncie y que la comunidad internacional apoyará es una ocasión para los comandantes locales de salir de la clandestinidad, si renuncian a Al Qaida», declaró Holbrooke.
También propone una solución política el general norteamericano Stanley McChrystal, comandante militar de la OTAN en Afganistán.
«Como soldado pienso que ya hubo bastantes combates y creo que una solución política, como en todos los conflictos, es inevitable», dijo McChrystal en declaraciones publicadas el lunes por el diario Financial Times de Londres.
Los talibanes, que en 2009 recuperaron terreno en Afganistán, han dicho en múltiples ocasiones que no iban a negociar con el gobierno afgano.
El martes, cinco personas resultaron heridas en un atentado con coche bomba perpetrado en Kabul, cerca de una base militar donde oficiales norteamericanos entrenan a soldados afganos.