Veinte años después de la caída del comunismo, que impuso el silencio sobre casi mil años de historia de la mayor comunidad judía de Europa, en Polonia florecen las iniciativas públicas e individuales para recuperar esa parte de la identidad del país.
La conciencia nacional de ese mundo perdido revive con los festivales de cultura judía, la restauración de los cementerios, la enseñanza obligatoria de la historia y la literatura de los judíos de Polonia, así como las conmemoraciones y una intensa actividad editorial e investigadora.
«Después de un silencio de 50 años, el hecho de que luego de 20 años muchos aprecien mejor el papel de los judíos, es un cambio muy rápido», declaró el gran rabino de Polonia, Michael Schudrich.
El exterminio de los judíos de Europa por parte de la Alemania nazi aniquiló a una comunidad que en Polonia contaba con unos 3,2 millones de personas, según el censo de 1931, o sea 9% de la población.
A principios de 1946 quedaban tan sólo unos 200 mil judíos, según la oficina de estadísticas. Muchos de ellos abandonaron luego el país, sobre todo durante las campañas antisemitas de la época comunista.
Actualmente se desconoce su número, «estimado entre 20 mil y 50 mil, en base a criterios anecdóticos», según el gran rabino.
Robert Szuchta, profesor de historia en el liceo Witkiewicz de Varsovia, es un pionero y especialista reconocido en Polonia y el extranjero de la enseñanza de la Shoah. Este docente lleva a sus alumnos a los antiguos barrios judíos de Varsovia, que antes de la guerra era la segunda ciudad judía del mundo, después de Nueva York.
«Mire, un habitante de cada tres en la ciudad donde usted vive, donde usted nació y va al colegio, hablaba yiddish. ¿Dónde está ese mundo?», preguntó a sus alumnos.
«Yo no tengo ningún motivo familiar para hacer esto, ninguna raíz (judía), mi razón personal es que todo esto me duele profundamente», explicó.
La enseñanza de la historia de los judíos de Polonia y del Holocausto es obligatoria durante tres de los años de la secundaria, en los cursos de historia, literatura, geografía, educación cívica y filosofía.
Se ha desarrollado una prensa judía, fundamentalmente la revista Midrasz, que tiene una tirada de 1.500 ejemplares y también es leído, según Piotr Pazinski, su jefe de redacción, por lectores polacos sin ancestros judíos interesados por la cultura hebrea. En 2011 se inaugurará en Varsovia un museo sobre la historia de los judíos en Polonia.
En Cracovia (sur), un festival anual de la cultura judía reúne en julio a artistas judíos y a miles de polacos no judíos y turistas extranjeros, para revivir a través de numerosos conciertos, espectáculos y exposiciones, el pasado de Kazimierz, otrora el barrio judío de la antigua capital real de Polonia.
A pesar del silencio impuesto por el comunismo, «un aspecto positivo, único en Europa del Este, es que desde 1943, siempre hubo intelectuales (…) que tuvieron un punto de vista lúcido y muy fuerte sobre esas cuestiones», señala el universitario francés Jean-Yves Potel, autor de «El fin de la inocencia, Polonia frente a su pasado judío».
«También hay vientos contrarios que tienden a minimizar todos esos esfuerzos, a considerar que eso no debe tener un lugar central en la memoria de Polonia, que se trata más bien de la memoria judía», pero «se trata de una posición minoritaria en las instituciones», agregó.
Hace algunos años, «personas maravillosas nos llamaban porque querían salvar «vuestro cementerio judío», ahora quieren salvar «nuestro cementerio judío»», cuenta el gran rabino.
«Es verdaderamente el retorno de la memoria judía como parte de la memoria nacional polaca», sostiene Schudrich.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, honró el martes a las víctimas del Holocausto en una ceremonia organizada en Varsovia, en víspera del 65º aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz.
El jefe del gobierno israelí inclinó la cabeza ante el imponente monumento de mármol gris «Umschlagplatz», en el centro de Varsovia, y colocó una corona con los colores azul y blanco del Estado de Israel a sus pies.
«En este lugar desde el cual cientos de miles de personas de nuestro pueblo fueron enviadas a los campos de la muerte y donde encontramos hoy a los Justos entre las Naciones, hallamos al mismo tiempo la peor maldad y la mayor valentía en la historia de la Humanidad», dijo Netanyahu a los periodistas.
En 1942, desde la «Umschlagplatz», los ocupantes nazis enviaron a más de 300.000 judíos por tren al siniestro campo de la muerte de Treblinka, a 100 km al noreste de la capital polaca.
El miércoles, una ceremonia marcará el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto y el 65º aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz, durante la ocupación nazi de Polonia, donde aproximadamente un millón de judíos murieron entre junio de 1940 y enero de 1945.
Netanyahu estará acompañado por una delegación de legisladores israelíes y de supervivientes del Holocausto.
El primer ministro israelí también visitará este martes el emplazamiento del antiguo gueto de Varsovia y se reunirá con el presidente polaco Lech Kaczynski, el primer ministro Donald Tusk y otros altos responsables.
El campo de Auschwitz-Birkenau, fuera de la ciudad de Cracovia, fue liberado el 27 de enero de 1945 por las tropas soviéticas. Esa jornada fue designada Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto por las Naciones Unidas en 2005.