Termina la luna de miel de Obama


El Presidente de los Estados Unidos Barack Obama recorre el Centro de Operaciones de Desastres de la Cruz Roja Americana en Washington, DC, TOPSHOTS / AFP PHOTO / Jim WATSON

La victoria del republicano Scott Brown de anoche en Massachussetts -tradicional baluarte demócrata- parece confirmar lo que las encuestas indicaban: el idilio entre Barack Obama y el pueblo estadounidense no duró ni un año.

REDACCIí“N INTERNACIONAL
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El candidato republicano Scott Brown en campaña en el centro de Boston, Massachusetts. Archivos / Darren McCollester / Getty Images / AFP

Hace exactamente doce meses, Obama llegaba a la Casa Blanca en medio de una expectativa mundial sin precedentes, tras una campaña histórica en la que demostró saber movilizar e inspirar a las masas.

«Â¡Vamos a cambiar a Estados Unidos y vamos a cambiar al mundo!», prometí­a, rebosante de carisma, y el planeta entero se dejó cautivar.

Era tentador creer que este hombre iba a lograr de inmediato el fin de la crisis financiera y de la guerra de Irak, las buenas relaciones con Irán, Rusia, Corea del Norte, Venezuela y Cuba, el cierre de Guantánamo, la reforma de salud, la creación de empleos y hasta el fin del calentamiento global.

En aquel momento, 76% de los estadounidenses opinaban que el primer presidente afroamericano traerí­a los cambios que hací­an falta en Washington.

Menos de la mitad

Pero tras el enamoramiento inicial, las encuestas y el electorado de Massachusetts indican que el romance está en crisis.

Diversos sondeos coinciden en que la popularidad de Obama cayó por debajo del 50% y que el 63% de los estadounidenses cree que el paí­s va por mal camino.

El porcentaje de estadounidenses que desaprueban su gestión se cuadriplicó, del 12% al 44%. Una encuesta realizada por el sitio de internet RealClearPolitics indica que un candidato genérico republicano al congreso le ganarí­a hoy a uno demócrata por 44% frente a 41%.

El que un republicano vaya a ocupar el escaño que durante décadas fue de la demócrata familia Kennedy es un duro revés simbólico, además de práctico.

A partir de ahora, a pesar de que Obama seguirá contando con una importante mayorí­a en el Congreso, ya no será absoluta, lo que vaticina enormes problemas para avanzar en cualquier iniciativa, dada la acentuada polarización polí­tica.

Para peor, en las elecciones legislativas de noviembre es muy probable que ganen los republicanos, que sienten que el tablero se inclina a su favor.

Pero ¿por qué? Al fin y al cabo, el nuevo presidente no hizo tan mal las cosas, indican muchos expertos y enumeran sus principales logros: estabilizó la agonizante economí­a luego de la peor crisis de los últimos 70 años, puso fin a la era de tortura, se comprometió a retirarse Irak y limpió la imagen de EE.UU. en el mundo que su antecesor, George W. Bush, habí­a dejado por el suelo.

Y, como prioridad, promovió la reforma de salud más revolucionaria de la historia de EE.UU., que proyecta ofrecer cobertura a más de 30 millones de estadounidenses que no tienen seguro.

Es la economí­a…

Sin embargo el plan genera rechazo total en los republicanos, que dicen que es demasiado caro y que implica demasiada intervención del gobierno.

Ante una oposición tan férrea, el ambiente se ha tornado negativo.

Los crí­ticos señalan que en lugar de concentrarse tanto en la salud, Obama deberí­a haberse enfocado en resolver el problema del desempleo, que llega al 10%.

Sergio Bendixen, de la empresa estadounidense de asesorí­a y encuestas Bendixen y Asociados, razonó en diálogo con BBC Mundo: «Cualquier persona del mundo cuando está desempleado o tiene problemas económicos comienza a perder la paciencia con el gobierno de turno».

Según Bendixen, la mejora en la economí­a sólo se ve a nivel macro y si Obama no consigue que el desempleo baje del 10% al 8% los votantes le pasarán cuenta en las elecciones de noviembre.

AUTOCRíTICA

Uno de los más importantes asesores de Obama, David Axelrod, admitió que la economí­a está empañando el prestigio del presidente.

«No hace falta ser un genio polí­tico para saber que en este contexto es muy difí­cil mantener í­ndices de popularidad muy altos», dijo Axelrod.

«Somos el partido gobernante. No creamos el lí­o en el que estamos inmersos, pero ahora somos el partido responsable», agregó.

Consciente de la situación, el mismo Obama dijo esta semana entender la «frustración» de la opinión pública frente a problemas que la aquejan.

Estados Unidos «atraviesa un duro invierno», señaló, y reconoció que las promesas que acompañaron su investidura «no se han realizado por completo».

PACIENCIA

Otro de los temas que han minado su popularidad es Afganistán: la izquierda del Partido Demócrata condena el enví­o de tropas, mientras que la derecha se queja de que EE.UU. no está mostrando un rol de superpotencia.

No obstante, el experto en opinión pública Sergio Bendixen aboga por la «paciencia». «Los resultados no llegan de manera inmediata y Obama tendrá que aguantar este momento negativo en la opinión pública».

Gobernar no es fácil, recordó el analista, especialmente al heredar una multitud de problemas: entre ellos la crisis económica, dos polémicas guerras y un desprestigio internacional a los que se suma una oposición recalcitrante de los republicanos en el Congreso para sacar adelante las propuestas de campaña.

Sin embargo la caí­da de la popularidad no es, necesariamente, producto de una mala gestión en la Casa Blanca. Vale la pena recordar que casi siempre los presidentes pierden la simpatí­a del electorado luego de la «luna de miel» inicial.

En el caso de Obama esta generalidad llega al paroxismo, dada la desmedida expectativa que se le depositó, imposible de satisfacer, que le atribuí­a cualidades sobrehumanas que le permitirí­an cambiar el mundo de manera milagrosa.

Y, como dice el dicho popular, cuando más alto se sube, más dura es la caí­da.

ELECCIí“N Republicano gana senatorial de Massachussetts en duro revés para Obama


El republicano Scott Brown ganó este martes la elección en Massachussetts para reemplazar en el Senado al difunto Ted Kennedy, en un duro revés polí­tico para el presidente demócrata Barack Obama.

Con más del 97% de los votos escrutados en este pequeño estado del noreste, Brown se impuso con un 52% de los sufragios frente a su rival demócrata Martha Coakley, que obtuvo un 46%.

La victoria de Brown pone fin a la mayorí­a del 60% que ostentaban los demócratas en el Senado federal, un arma crucial para que Obama lograse hacer aprobar su programa de reformas de salud, sociales, ambientales y financieras.

La Casa Blanca admitió que Obama habí­a quedado «sorprendido, frustrado y descontento» con el resultado, pero que llamó al vencedor para felicitarlo.

La suerte parecí­a echada de antemano a favor de la candidata demócrata, pero en la recta final de la última semana de campaña el republicano Brown logró sacarle ventaja en las intenciones de voto.

Figura clave del partido demócrata, Ted Kennedy, hermano del presidente asesinado John F. Kennedy, falleció el 25 de agosto pasado a los 77 años luego de padecer un cáncer cerebral, dejando vacante el curul que ocupó durante más de cuatro décadas en el Senado.

Los demócratas tení­an 60 de las 100 bancas del Senado lo cual les permití­a aprobar sus proyectos sin el riesgo de que los republicanos se los obstruyan.

Así­, la reforma de la salud fue aprobada el 24 de diciembre en una primera votación. Como los demócratas perdieron el escaño en juego en Massachusetts, la reforma corre el riesgo de fracasar en una segunda votación.

Obama irrumpió el domingo a la arena electoral con una visita relámpago a Boston para apoyar a Coakley, pero analistas opinaron que probablemente su intervención no haya sido suficiente o incluso resultó contraproducente.

Ante simpatizantes demócratas, Obama dijo que en la elección estaban en juego iniciativas clave en su mandato iniciado hace un año, entre ellas la reforma del sistema de salud, la lucha contra los gases de efecto invernadero y la reestructura del sistema financiero.

Pero a un año de su llegada a la Casa Blanca, Obama ha visto caer su popularidad y los estadounidenses están divididos sobre su desempeño. La reforma de la salud es mayoritariamente rechazada en las encuestas.

La elección de Massachusetts constituye una advertencia para los demócratas de cara a las elecciones legislativas de mitad de mandato previstas en noviembre próximo.

La sorprendente derrota demócrata en un bastión histórico donde los republicanos no ganaban ese curul desde 1932 es atribuible en parte al voto de los electores independientes, muy numerosos en la región.

«Creo que esto es una muy buena señal, indica que la gente quiere algo nuevo en el gobierno», comentó a la AFP Dereck Ho. Una opinión que no comparte Kurt Brady, de 47 años: «ahora me voy a quedar sin seguro de salud», deploró.