El presidente George W. Bush pidió a los estadounidenses que le den una oportunidad a su plan para Irak, en su discurso el martes sobre el estado de la Unión, y advirtió que una derrota en la guerra en ese país detonaría una guerra devastadora para Medio Oriente.
En un intento de revitalizar la última parte de su mandato, ensombrecido por la guerra en Irak, Bush propuso ante un Congreso de mayoría demócrata, una reforma migratoria, una ampliación de la cobertura de la salud para los estadounidenses y la reducción del consumo de petróleo de aquí a diez años, a tono con los planteos de la oposición.
«Estados Unidos no debe fracasar en Irak», advirtió Bush, en su primer discurso ante un Congreso dominado por el partido opositor desde que el mandatario asumió el poder hace seis años.
«Las consecuencias de un fracaso serían funestas», alertó, dos semanas después de haber anunciado su decisión de enviar 21.500 soldados suplementarios a Irak, a pesar del rechazo a este planteo por parte de la opinión pública, de los demócratas y su propio partido.
«Si las fuerzas estadounidenses se van antes de que Bagdad sea segura, el Gobierno iraquí va a estar plagado de extremistas de todo tipo. La violencia podría (…) difundirse por el país y toda la región podría ser arrastrada hacia el conflicto. Para Estados Unidos, esto sería una pesadilla», advirtió.
«Vamos a demostrar a nuestros enemigos en el extranjero que estamos unidos en torno al objetivo de la victoria», añadió el presidente, un día después de que senadores de ambos partidos presentaran una resolución para manifestar su «desacuerdo» con el aumento de las tropas en Irak.
«Elegí esta solución porque nos ofrece las mejores posibilidades de éxito», explicó el mandatario, cuya popularidad cayó a los niveles de Richard Nixon después del escándalo del Watergate en 1974.
Sus palabras no convencieron a la oposición: «Este país padeció con paciencia una guerra mal manejada desde hace casi cuatro años», afirmó el senador demócrata Jim Webb (Virginia), encargado por su partido de dar la réplica al presidente.
Frente a las críticas de los demócratas, que ganaron las elecciones legislativas de noviembre, Bush trató de tenderles la mano con la creación de ’un consejo consultivo’ sobre la guerra contra el terrorismo, que incluirá a líderes del Congreso «de ambos partidos».
Al mismo tiempo, pidió una reforma migratoria que abra el camino hacia la regularización de millones de indocumentados, como lo desean los líderes demócratas, después de que los republicanos de la Cámara de Representantes bloquearan el proyecto el año pasado.
«No podemos garantizar la seguridad completa de nuestras fronteras si no sacamos la presión sobre la frontera y esto requiere un programa de trabajo temporal», explicó.
En el frente exterior, Bush pidió libertad política en Cuba, así como en Belarús y Birmania.
El mandatario llamó asimismo a duplicar las reservas estratégicas de petróleo de Estados Unidos antes de 2027. «Nuestra dependencia no nos deja más vulnerables frente a regímenes hostiles y terroristas», alertó.
Señaló que se propone reducir el consumo de petróleo de los estadounidenses en un 20% en el plazo de 10 años y detener el aumento de emisiones de dióxido de carbono de automóviles en ese período.
El mandatario, cuyos críticos en todo el mundo lo acusan de no tener en cuenta el calentamiento global, deseó también detener el crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Bush planteó además ampliar la cobertura médica en un país donde millones de personas carecen de este servicio.
Pero el discurso mostró al presiente en una posición muy debilitada, opinaron varios analistas consultados por la AFP.
«Necesitaba dar el golpe, y no lo hizo», dijo Buddy Howell, un experto en discursos presidenciales de la Purdue University.
Steven Smith, especialista en política congresal de la Universidad de Washington, en St. Louis, dijo que el mensaje de Bush refleja su peligrosa posición.
«Este fue un discurso de un perfil extremadamente bajo, hubo un poco de monotonía en el mensaje por momentos, lo que creo reflejaba no derrotismo sino un sentido de realismo», aseguró Smith.