Ha transcurrido casi medio siglo para que la socialdemocracia pudiera asumir el poder en Guatemala. Un gran número de dirigentes fueron asesinados y otros salieron al exilio. El posterior regreso de socialdemócratas a su país fue para realizar acciones políticas en forma legal. En la actualidad, concluyó una etapa de lucha donde la esperanza permitió emitir el voto que tuvo como base «el deseo de cambio del pueblo de Guatemala». Este aspecto presenta el reto de lograr una mayor cohesión social para la sociedad guatemalteca generando empleos, incrementando el salario real de las y los trabajadores, disminuyendo la pobreza y pobreza extrema y reduciendo la desigualdad en la distribución de la renta nacional.
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La presencia de la socialdemocracia recoge planteamientos con relación a la democracia, el poder reside en la totalidad de los miembros de una sociedad y la toma de decisiones responde a la voluntad general. Fortalece criterios como el de la democracia política (respetar los derechos de ciudadanos y ciudadanas, elecciones libres, no vulnerar la emisión del pensamiento, y alternancia en el poder, para citar con brevedad), democracia económica (superar la pobreza y pobreza extrema, lograr el bienestar de las mayorías, organización mixta de la economía, etcétera), democracia social (representatividad, libre acceso a la educación), y democracia cultural (la cultura se constituye con los valores morales, estéticos e intelectuales que le dan coherencia a su sociedad. Utilizando su raciocinio, guatemaltecas y guatemaltecos crean y difunden su cultura transmitiendo experiencias y conocimientos de una generación a otra).
La socialdemocracia en Guatemala no es el resultado de la experiencia europea ni la presentada por diversos países latinoamericanos. Es una expresión propia, según las condiciones socioeconómicas y políticas de cada país. Por esta razón, la nueva forma en que se concibe el desarrollo democrático, los vínculos sociales, el diálogo entre partidos, el respeto a los diferentes criterios de organización, las visiones del mundo, así como la forma en que actúen los actores del conjunto social, estarán inmersos en el nuevo paradigma emergente: construir la verdadera ciudadanía guatemalteca.
Es en este contexto de democracia donde se ubica a Alberto Fuentes Mohr, con ideales como la pluralidad del académico -doctor en filosofía y economista-, del hombre en la acción política, así como el integracionista, son factores que se empezaron a formar en Fuentes Mohr desde el proceso revolucionario de 1944 y siguen presentes en ciudadanas y ciudadanos de Guatemala al seguir el ejemplo de quien siempre tuvo el valor de la honestidad como esencial característica. Boletín Democrático (No. 6. 30 de junio, 1979). Sus ideas siguen vigentes y se expresan en la actualidad con la presencia de la ideología socialdemócrata.
Para Fuentes Mohr el desarrollo de un programa con un absoluto respeto a valores como la justicia, tolerancia, diálogo, negociación política y, asimismo, confianza en la administración pública, otorgando especial prioridad a la educación y logrando un mayor nivel de bienestar económico -entre otros-, es posible con la participación de «campesinos, obreros, maestros, estudiantes, militares, profesionales, capitalistas de visión y, todos unidos en un esfuerzo común, el movimiento revolucionario puede proyectarse históricamente y afirmar su arraigo en el pueblo», según lo expuso en la mesa redonda La Revolución de Octubre y sus Proyecciones Futuras, organizada por la Universidad de San Carlos en octubre de 1968 y, posteriormente, editada en el texto El camino de Guatemala. Un pensamiento revolucionario. Sus planteamientos esenciales, al lado de un amplio grupo de hombres y mujeres que compartían sus ideales, señalaban la necesidad de la legalidad para volver al orden y paz social, pues son factores básicos para resolver las diferentes crisis socioeconómicas que afectaban al país.
Con el gobierno de Julio César Méndez Montenegro (1966-1970), cuando el Partido Revolucionario ganó las elecciones, Fuentes Mohr ejerció como ministro de Hacienda y Crédito Público, periodo durante el cual impulsó una reforma tributaria, la cual tuvo una gran oposición del sector económico poderoso del país. También fue ministro de Relaciones Exteriores. Durante esta etapa fue secuestrado por un grupo armado quien exigió la libertad de un militante detenido. El gobierno aceptó. El relato de esta parte de su vida la expuso Fuentes Mohr en su libro Secuestro y Prisión, dos caras de la violencia en Guatemala.