«¿Sólo nos dan esto?»


En el campo de sobrevivientes de Challe, donde 10 mil haitianos se han refugiado, socorristas de la ONU distribuyeron raciones de supervivencia por primera vez el domingo. «Estamos esperando desde el martes y… ¿cómo nos dan solo esto?», se queja un padre.


En este gigantesco campamento situado entre Puerto Prí­ncipe y el aeropuerto los ciudadanos sin techo se instalaron sobre un piso de arcilla blanca e improvisaron refugios con láminas de plástico y de madera.

Los cascos azules argentinos llegaron en un camión blanco escoltando a los socorristas del Programa Mundial de Alimentos (PAM) para asegurar la distribución.

Los funcionarios de la ONU tomaron rápidamente posición al ingreso del campo detrás de las barreras rojas de un pequeño inmueble. Sus fusiles se entrecruzan cuando forman la cadena para descargar de su camión las cajas con pequeños paquetes de galletas.

Cientos de haitianos hacen fila se codean y se empujan para poder llegar al punto de distribución.

«Se trata de la primer distribución de comida en este campo donde viven 10.000 personas», explica Josephine Florent que porta una camiseta con la sigla «PAM» al pasar cuatro paquetes a unos sobrevivientes.

Los cascos azules en uniforme, con chaleco antibales y armados hasta los dientes hacen estallar risas cuando salen en persecución, por entre las cajas de las raciones, de un niño que escaló las vallas para conseguir galletas.

Los niños están menos interesados en la comida que en las cajas de cartón vací­as para usar en sus refugios improvisados.

En esta zona árida de mucho calor todos piden algo para beber. Martí­n Dí­az, un caso azul, explica que «el PMA tiene un montón de comida y agua en su depósito cerca del aeropuerto», pero la ONU carece de «los camiones suficientes para distribuirla».

«Nosotros estamos aquí­ para proteger a la gente del PAM. En este tipo de campos todo puede salirse de cauce muy rápidamente», explicó. Una vez que se completó la distribución partió en segundos con sus colegas y voluntarios.

«Â¿Cómo? ¿Sólo nos dan esto? ¡Estamos esperando desde el martes y sólo nos dan esto!» protestó irritado Vanel Louis-Paul, padre de tres hijos, mientras blandí­a la bandeja vací­a de su porción de pastel.

«No habí­a nada», aseguran otras dos mujeres. «Lo que es mucho más importante para nosotros es conseguir agua y medicamentos. En los campamentos hay ancianos, niños y no son sus necesidades», explica Alex Amado, uno de los coordinadores del campo.

Su compañero asiente y agrega: «además estas galletas dan más sed».