Siempre la elección de Fiscal General es importante y pone en juego enormes intereses porque, al fin de cuentas, es pieza fundamental para garantizar la impunidad en Guatemala, toda vez que al Ministerio Público se le asigna el monopolio de la acción penal y, consecuentemente, basta con tener fiscales que destruyan o escamoteen pruebas para asegurar que ciertos delitos no serán investigados propiamente y que sus autores nunca serán castigados.
Elegir a un buen fiscal general, que llene requisitos como los expuestos en este editorial el sábado anterior, es importante aunque también debemos decir que ello en sí mismo no basta para resolver el problema porque no es cuestión de un funcionario ni de una institución. Se trata de un problema más complejo pero eso no quita que debamos ocuparnos del proceso de elección del nuevo Fiscal, aun a sabiendas que basta con colar en la lista de seis a una persona, escogida de antemano por los poderes reales, para desvirtuar toda la fiscalización de la sociedad. Se dice que la presidencia ya tiene a su candidata para la fiscalía y que es la licenciada Gloria Porras, quien dicen que le ha hecho la vida imposible a Velásquez Zárate. La licenciada Porras mostró su adhesión específica al concepto de Cohesión que dirige con todo entusiasmo la esposa del Presidente, cuando al inaugurar las escuchas telefónicas le hizo la barba al Presidente hablando en su discurso de cuánto la entusiasma hablar de cohesión. En todo caso, si la comisión de postulación la incluye en la lista, el Presidente tendrá todo el derecho de nombrarla o hacerlo con cualquiera de los nominados porque eso es lo que establece la ley. El caso es que está demostrado hasta el cansancio que Guatemala está en gravísimo riesgo de caer en condición de Estado fallido por su incapacidad de aplicar correctamente la justicia y en ese caso una de las deficiencias más graves y consistentes está en el Ministerio Público que facilita a los jueces dejar libre a los pocos acusados que llegan a prisión preventiva, bajo el socorrido argumento de la falta de pruebas. El caso Matus, paradigmático por la forma en que se sostiene que escamoteó pruebas y evidencias en el asesinato de Víctor Rivera, que no se puede investigar correctamente por esa situación, es ejemplo de lo que ha ocurrido y de lo que puede seguir ocurriendo bajo una conducción timorata o comprometida con los delincuentes en el MP. Por ello es que la elección será, posiblemente, la decisión más trascendente que tome Colom de cara a construir un sistema más justo en Guatemala.