Ucrania busca salir de la crisis


Miembros de la junta electoral se encaminan a preparar la locación donde mañana se recibirán a los votantes de los alrededores, en un sector de Kiev. FOTO LA HORA: AFP VIKTOR DRACHEV

La incertidumbre seguí­a siendo fuerte hoy en Ucrania en la ví­spera de una elección presidencial que se anuncia decisiva para sus relaciones con sus vecinos europeos y ruso, así­ como para el futuro de un paí­s profundamente golpeado por la crisis económica.


Si bien entre los 18 candidatos que participan en la primera vuelta mañana, el opositor pro ruso Viktor Yanukovich parece en buena posición para obtener la revancha frente a sus ex adversarios de la Revolución Naranja de 2004, el presidente saliente Viktor Yuschenko y su primera ministra Yulia Timoshenko, lo que sucederá después parece menos claro.

Sin excluir una sorpresa por parte de un candidato menos notable como el ex banquero Serguei Tiguipko, la mayorí­a de los expertos y sondeos espera una segunda vuelta entre Yanukovich y Timoshenko. Pero el resultado de esa elección, que tendrá lugar el 7 de febrero, aparece incierto.

Además del número elevado de indecisos (estimado en aproximadamente 20% del electorado), los politólogos destacan que la combativa Timoshenko puede aún recuperar su retraso, aprovechando las alianzas con los candidatos eliminados para recuperar sus votos y su conocido talento de oradora.

Según una investigación del Instituto de Sociologí­a Internacional de Kiev realizada a comienzos de enero, Yanukovich obtendrí­a 39% de los votos en la primera vuelta y Timoshenko 23%.

Por el contrario, las cosas parecen claras para el jefe del Estado saliente, Viktor Yuschenko, cuya presidencia decepcionó profundamente al pueblo ucraniano.

El ganador enfrentará el desafí­o de fortalecer a un paí­s doblegado por la crisis económica -desde hace un año cuenta con la ayuda del Fondo Monetario Internacional y parece empantanado en sus dificultades sociales- y restablecer la estabilidad polí­tica.

También habrá que reanimar la fe de los ucranianos desencantados de la polí­tica, cinco años apenas después de las inmensas esperanzas que creó la Revolución Naranja.

«Todas las revoluciones decepcionan, pero esta aún más que la mayorí­a», destacó Andrew Wilson, un analista que trabaja en el European Council on Foreign Relations, un instituto de investigación en Bruselas.

Pero todos tienen grandes dificultades para lograr que los ucranianos sueñen.

«El nivel de las esperanzas vinculadas al resultado de los comicios es espantosamente bajo. Existe el riesgo de que el crédito de confianza que se da al futuro vencedor alcance un nivel de debilidad, tanto en cantidad como en calidad. Nadie espera nada de nadie. La pregunta «Â¿por quién?» ha dejado lugar definitivamente a la «Â¿En nombre de qué?», señaló la revista Zerkalo Nedeli.

Por otra parte, el paí­s sigue dividido entre las aspiraciones pro europeas y pro atlantistas de una parte de su población y las tradicionalmente más rusófilas de los otros debido a la cercaní­a cultural, histórica y geográfica de Rusia.

Por su parte, la Unión Europea desea que Ucrania se estabilice polí­ticamente con la esperanza de poner fin al rompecabezas energético que representa su posición estratégica de paí­s de tránsito gasí­fero y petrolero.