Esperamos una mayor equidad en la representatividad.
Las mujeres enfrentamos grandes dificultades y limitaciones en la participación política y muchos obstáculos para avanzar en la construcción y ejercicio de nuestra ciudadanía, entendida ésta como «el conjunto de derechos y obligaciones legales que se adquieren por el mero hecho de pertenecer a una comunidad política». La ciudadanía es un derecho inalienable de las personas, es la base de un sistema democrático y representativo. Según la Unión Interparlamentaria Mundial (UIP), de un total de 41 mil 845 parlamentarios en el mundo, tan sólo el 14.6% son mujeres, lo cual nos dibuja la desproporción en la representatividad de las mujeres.
La participación, no sólo en el espacio político, sino en todos los ámbitos de la vida, es una herramienta muy importante para lograr la equidad. Uno de Los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas es promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer, con el fin de lograr el bienestar para todas y todos, impulsando el empoderamiento de las mujeres.
A medida que las mujeres de América Latina, y el mundo, logren mayor participación en funciones públicas, los temas de las mujeres irán ganando mayor preeminencia en los debates públicos y dentro de los parlamentos nacionales. De igual forma, su participación en el poder ejecutivo permite una agenda más equilibrada, que posiciona en el quehacer político los temas de las mujeres.
Aunque existen diversas opiniones sobre si la sola presencia de las mujeres en los parlamentos garantiza o no, prácticas más equitativas o agendas más pertinentes en materia de género, diversos estudios sugieren que las mujeres ejerciendo cargos de poder público, hacen una diferencia en la representación de temas que son prioritarios para las mujeres. Algunos ejemplos en la región demuestran cómo el ejercicio del poder público en manos de mujeres, contribuye a una mejor representación de los intereses de las mujeres: En el caso de la ciudad de México, la Jefa de gobierno Rosario Robles logró importantes avances y reformas en materia de equidad de género; en Brasil, la bancada de mujeres del Congreso logró la promulgación de numerosas leyes que garantizan el derecho a una vida libre de violencia; y en Guatemala, la bancada de mujeres, con el apoyo de la sociedad civil, logró la aprobación de la Ley Contra el feminicidio y otras formas de violencia contra las mujeres.
Guatemala tiene todavía un reto pendiente en este sentido, tomando en cuenta la escasísima representación femenina en el Parlamento, las Cortes, el Ejecutivo y otros espacios de toma de decisión y participación como los partidos políticos. Esperamos en el 2010, observar una mayor participación de mujeres en la vida pública de nuestro país, para lograr una mayor equidad en la representatividad. La aprobación de la iniciativa que reforma el artículo 212 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, que garantiza la equidad en la representación política, sería un muy buen comienzo.
Es importante reconocer también la valiosa contribución de las mujeres guatemaltecas en la construcción de la equidad de género y la profundización de la democracia. Es digno de admirar el esfuerzo y entrega de muchas mujeres que han dedicado su lucha a lograr una mayor participación de las mujeres en todos los ámbitos. masmujeresmejorpolitica@gmail.com