Imprescindible relación: desarrollo humano y ambiente


La sociedad guatemalteca asume, en la actualidad, el reto de enfrentar las implicaciones de un grave daño ambiental como consecuencia de la basura, incendios forestales, tala de bosques, cambio climático, y no detener la tendencia que propicia la extinción de especies. Es necesario, entonces, crear y fortalecer una nueva conciencia ecológica.

Carlos Cáceres

Desde el inicio de la década de los ochenta, la protección del ambiente es parte de una discusión pública en Guatemala donde se exponen argumentos para mantener la atmósfera sin contaminación, proteger los bosques, mantener limpias las aguas, no degradar el suelo y preservar la flora y fauna. Es importante destacar lo expuesto en el Popol Vuh, libro sagrado maya, cuando señala que en la naturaleza se desarrollan relaciones e interrelaciones. Miles de especies conviven y forman parte de un conjunto donde cada quien tiene una función especí­fica en el equilibrio ecológico.

También es necesario dedicarle atención al desarrollo humano, promoviendo adecuados modelos de producción para mejorar las condiciones de existencia en el área rural. Este aspecto implica ubicar tecnologí­as apropiadas para responder a las necesidades sociales, con el propósito de preservar el uso sostenido de los recursos naturales.

Diferentes sectores de la sociedad civil en Guatemala han externado su preocupación cuando comprueban la presencia de resultados desalentadores con relación al desarrollo humano, el cual no puede analizarse sólo desde la perspectiva de la técnica económica. Debe impulsarse en forma integral protegiendo la riqueza de la biodiversidad guatemalteca -como sustento de civilización- y cultural -la manera como vive la sociedad-, ampliando las oportunidades de hombres y mujeres en libertad. La biodiversidad es un recurso muy valioso, consecuencia de un proceso evolutivo moldeado por procesos naturales.

Dedicarle atención al desarrollo humano significa promover alternativas viables para modelos de producción sustentables que mejoren las condiciones de existencia en las comunidades agrarias. También deben estudiarse las culturas y sus formas de interacción en el ámbito nacional y transfronterizo. Un proyecto de desarrollo humano debe generar las condiciones prácticas y teóricas para estimular la participación de hombres y mujeres en la solución de sus problemas esenciales.

El compromiso de una gestión ambiental es mejorar la calidad de vida de una población. Este aspecto se encuentra inmerso en el planteamiento del desarrollo sostenible, el cual se constituye en el centro de interés vital para el crecimiento económico y ambiental. Su objetivo no se refiere únicamente a la satisfacción individual; por el contrario, debe encaminarse a las posibilidades y necesidades de todos sus miembros y las decisiones adoptadas en la actualidad deben cumplirse sin afectar a las generaciones futuras.

En el contexto del desarrollo humano, el conocimiento e intercambio de experiencias en la gestión hí­drica en Guatemala, hace evidente la necesidad de forjar una cultura del agua con el propósito de integrar nuevos valores para garantizar su conservación y uso racional. El agua es imprescindible para el bienestar humano, lo cual significa reconocer su valor económico y fomentar el desarrollo de polí­ticas a favor de la gestión integral del recurso.

En Guatemala, el potencial productivo de los recursos naturales debe dirigirse a erradicar la pobreza y pobreza extrema, vinculando a la ecologí­a con el desarrollo económico y social. Se requiere impulsar polí­ticas de protección al ambiente -fomentar la responsabilidad social, crear consensos e informar a la sociedad-, lo cual significa contribuir a mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos y guatemaltecas e impedir el agotamiento de los ecosistemas.

Con el compromiso social de ciudadanos y ciudadanas en la defensa de la naturaleza, se puede impulsar una legislación para el reciclaje y disposición final de los residuos y controlar la emisión de sustancias contaminantes. La presencia humana para cuidar su ambiente permitirá combatir la cultura del desperdicio y hará posible promover la defensa de especies de fauna y flora en peligro de extinción.

La participación ciudadana enmarcada en el concepto de nación y no sólo como alternativa de participación polí­tica o responsabilidad pública, es una forma de coincidir con el fin del Estado: lograr el bien común. Fortalecer la relación entre Estado y sociedad civil permitirá consolidar la paz y lograr una gestión ambiental sostenible y socialmente útil. El desarrollo humano en Guatemala requiere de una polí­tica en materia de aprovechamiento de los recursos naturales y de protección al ambiente. Se trata de impedir el deterioro de los ecosistemas. El compromiso público parte de la convicción de que es posible impulsar bases institucionales, polí­ticas y sociales de la sustentabilidad.