Camus fue el primer escritor nacido en ífrica en ganar el Nobel de Literatura.
Una polémica política y un par de miradas inéditas a la vida del escritor Albert Camus demostraron en estos días en Francia que la figura del premio Nobel de Literatura aún es relevante, 50 años después de su trágica muerte.
Camus volvió a ser motivo de debate desde que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, propusiera en noviembre honrarlo con el traslado de sus restos al Panteón de París, donde descansan los héroes nacionales.
La idea de Sarkozy enfrentó la reticencia y dudas de los hijos del autor de «El extranjero» y molestó a intelectuales e izquierdistas franceses, quienes acusan al presidente de buscar réditos políticos con la memoria de Camus.
Esa controversia, sumada a los textos y filmes que surgieron a propósito del aniversario de la muerte del novelista y filósofo el 4 de enero, reveló la plena vigencia moral, literaria y política que tiene Camus actualmente.
«Lo que más asombra a la gente, joven y vieja, francesa y extranjera, es que era un hombre íntegro», explicó Olivier Todd, biógrafo de Camus, en diálogo con BBC Mundo.
«Aún cuando estaba lleno de dudas de todo tipo», agregó, «hablaba como pensaba y pensaba como hablaba».
FUTBOL Y LETRAS
Camus murió con apenas 46 años de edad cuando el auto en el que viajaba chocó contra un árbol cerca de una pequeña localidad de la Borgoña francesa, menos de tres años después de haber recibido el Nobel en 1957.
A los hombres de poder generalmente no les gusta Camus.
Fue el primer escritor nacido en ífrica en ganar el máximo premio de la Literatura: Camus vino al mundo en Argelia, en una familia humilde y con una madre casi sorda y analfabeta que lo crió junto a su abuela.
Su primer libro lo publicó a los 24 años, después que una tuberculosis lo forzara a abandonar sus actividades como portero de futbol en un equipo universitario y poco antes de mudarse a París.
Camus agradeció siempre a su maestro Louis Germain por haberlo impulsado en su carrera literaria, que incluyó novelas, cuentos, ensayos y guiones traducidos a varios idiomas («El extranjero» se publicó en 40 lenguas).
Sus obras, tanto de ficción como de no ficción, trataron sobre la condición humana, el sentido de la vida y lo absurdo, tema de su ensayo «El mito de Sísifo».
«RAZí“N»
Camus también asumió posiciones políticas relevantes.
Durante la Segunda Guerra Mundial editó un periódico clandestino de la Resistencia francesa contra la ocupación nazi, y luego alzó su voz para denunciar el uso de la bomba atómica por Estados Unidos.
Pese a haber integrado durante dos años el Partido Comunista, su rechazo al totalitarismo y la opresión soviética, plasmado en el ensayo «El hombre rebelde», le valió la enemistad de otro gran intelectual francés, Jean-Paul Sartre.
«La historia le dio la razón a Camus: la caída del Muro de Berlín nunca la vio, pero trabajó por ella», comentó Todd.
Sin embargo, el experto advirtió que la escritura de Camus no debe confundirse con las posiciones políticas que asumió. «Fue antes que nada un escritor, y así se pensaba a sí mismo», dijo.
En las últimas semanas, Camus fue recordado de diferentes formas, desde un libro de su hija Catherine hasta una película difundida el miércoles en la TV francesa que lo retrató a través de cinco mujeres clave en su vida.
El cineasta italiano Gianni Amelio trabaja en un rodaje basado en la novela inconclusa de Camus, «El primer hombre», de contenido autobiográfico sobre su infancia en Argelia.
Pero fue la idea de Sarkozy de llevar al Panteón las cenizas del autor, ahora en el cementerio de Lourmarin, un pueblo al sur de Francia donde vivió sus últimos años, lo que lanzó la mayor polémica sobre su figura.
En el Panteón descansan los restos de figuras ilustres francesas como Jean-Jacques Rousseau, Voltaire o Victor Hugo, y es tradición que los presidentes propongan nuevas incorporaciones al monumento.
Sin embargo, Jean Camus, hijo del escritor, se manifestó opuesto a la idea de Sarkozy por creer que es «contradictoria» con la vida y obra de su padre, según informaron medios franceses.
Su hermana Catherine también ha expresado «dudas» al respecto y dijo estar sorprendida porque «a los hombres de poder generalmente no les gusta Camus».
Pero también sostuvo que la figura de Camus estaba siendo empleada como arma contra el presidente: «He visto a mi padre transformarse en un misil anti-Sarko», expresó en una radio local.
«CARICATURESCO»
Los allegados a Sarkozy sostienen que el presidente siente una especial admiración por Camus, pero sólo podrá concretar el traslado al Panteón con el consentimiento de sus hijos.
Pero Todd rechazó la idea de que Sarkozy sea un gran admirador de Camus y recordó un evento en la sede de la presidencia francesa Elíseo al que fue invitado hace dos años para hablar del autor.
Todd contó que cuando le preguntó a Sarkozy qué le gusta o disgusta de Camus, el presidente «no tuvo muchas respuestas, hizo el tipo de comentarios que harían alumnos de sexto grado sobre el amor al sol, al mar, las mujeres en Camus».
«Eso es un poco caricaturesco», dijo el biógrafo. «Creo que lo del Panteón fue principalmente una apuesta política».