La Navidad ha costado a Kate Moss su resaca más cara. La supermodelo empezó a beber champán desde por la mañana del día 25. Por la tarde, y después de atiborrarse de pavo y pudín de Navidad, se encontraba tan mal que se vio obligada a suspender el viaje que tenía planeado realizar al día siguiente a Tailandia para celebrar allí el año nuevo, informa The Daily Mirror. Dado que el avión y el hotel estaban pagados con antelación, y que no le han devuelto el importe, la supermodelo bromeó diciendo que tenía «una resaca de 22 mil euros».
El buen humor se explica porque, según el tabloide británico, «Kate se animó cuando su novio, Jamie Hince, le prometió que viajarían de todas formas». Así, en vez de salir de viaje el día 26 de diciembre, partieron el 29 rumbo a Tailandia, donde la pareja y Lila Grace, la hija de Kate, están disfrutando de unas vacaciones de primera.