«Lo importante es hacer cosas honestas y que realmente uno sienta, al margen de lo comercial y de la moda», aseguró el bailarín Nacho Duato, director artístico de la Compañía Nacional de Danza de España, que cerró su gira latinoamericana en Montevideo, tras pasar por Santiago y Buenos Aires.
«Yo creo que uno no debe tocar lo que no conoce. A mí el tango me gusta mucho pero lo encuentro sagrado como el catacali (teatro indio), como el flamenco», defiende el bailarín y coreógrafo al ser consultado sobre posibles influencias de ritmos latinoamericanos en sus obras.
«No me gusta nada la gente que ve un tango (piensa) «Â¡Ah! qué bonito» y hace una coreografía de tango. Esos coreógrafos que se van a la India en un charter, se están un mes, se ponen una cosa roja (en la frente) y un sari y montan un espectáculo del Maharashi de no sé que… me parece bastante ridículo», agrega Duato.
La Compañía Nacional de Danza española actuará en Montevideo los días 17, 18 y 19 de diciembre. Nacho Duato pondrá en escena un programa compuesto por «Castrati», con música de Vivaldi y Karl Jenkins, «Por Vos Muero», con música del siglo de oro español y versos de Garcilaso de la Vega recitados por Miguel Bosé, y «White Darkness», con música de Karl Jenkins, que trata sobre el universo de la drogas, especialmente de los jóvenes.
Respecto a cómo se ubican la danza europea y norteamericana frente a la latinoamericana, el bailarín es tajante: «hay cosas muy buenas en todas partes. En Europa hay cosas malísimas y en Estados Unidos ni te cuento».
«Precisamente en Estados Unidos es donde peor cosas hay, porque son muy comerciales. Si tú tienes un espectáculo buenísimo pero que no llena (…) nadie lo va a seguir. Y si tienes un espectáculo mediocre pero que llena puedes llegar hasta Broadway y todo, y de hecho lo hacen», critica Duato, que destaca al grupo brasileño Corpo como «muy bueno».
El valenciano afirma que la suya es «una profesión maravillosa, porque haces lo que más te gusta», aunque aclaró que una férrea disciplina es indispensable para luchar contra el paso del tiempo.
«Con los años (tu cuerpo) se va deteriorando y tienes que mantenerlo a punto porque es tu instrumento. Así como un stradivarius cada vez que se hace más viejo suena mejor, nosotros cada vez que nos hacemos más viejos bailamos peor. Esa es la paradoja del bailarín: cuánto más sabes, cuanto mejor controlas la coreografía y el espacio y el escenario y más seguridad tienes, tu cuerpo menos responde», dice.
Pero, entre risas, Duato quita dramatismo al asunto: «es duro pero… una copa de vino a las 12 de la mañana… ¿quién se puede tomar eso? Es un tabú» eso de que la profesión es muy dura. Es más, «algunos pesados no se quieren ir del escenario como las grandes divas que las ves todavía andar por el escenario» contraataca divertido.