El evangelista San Mateo afirma que Jesús nació en Belén, «en tiempos del rey Herodes»; y el evangelista San Lucas afirma que José y María viajaron de Nazaret a Belén, para ser censados, y que en Belén nació Jesús. Ambos evangelistas aluden a la ciudad de Judea en donde había nacido el rey David. Y en el Antiguo Testamento, Miqueas había dicho que en esa misma ciudad surgiría el Señor de Israel.
En el siglo III de la Era Cristiana, el exégeta bíblico Orígenes reiteró que Jesús había nacido en Belén, y hasta mencionó el preciso lugar en donde había nacido. Ese lugar, mencionado ya en el siglo II por San Justino Mártir y por el autor del evangelio apócrifo de Santiago, era una cueva. En ella todavía se conservaba el pesebre en el que, con piezas de tela, había sido envuelto el recién nacido Jesús. En el año 326, el emperador romano Constantino El Grande ordenó construir, en torno a esa cueva, la Iglesia de la Natividad.
Empero, San Marcos relata que «Jesús vino a su tierra, y le seguían sus discípulos»; pero esa tierra era Nazaret de Galilea. San Juan relata que Felipe le dijo a Natanael que habían hallado a Aquél de quien habían hablado Moisés y los profetas. Era «Jesús, el hijo de José, de Nazaret». Y quienes escuchaban a Jesús planteaban esta pregunta: «Â¿De Galilea ha de venir el Cristo?» San Juan también relata que Poncio Pilatos ordenó inscribir, en la cruz, estas palabras: «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos». Y Jesús jamás fue llamado «Jesús de Belén».
San Marcos y San Juan no afirman explícitamente que Jesús nació en Nazaret. Es verosímil, entonces que Jesús haya sido llamado Jesús de Nazaret porque en Nazaret residían sus padres y en ella, como relata San Lucas, un ángel le anunció a María que tendría un hijo que se llamaría Jesús. También pudo haber sido llamado Jesús de Nazaret porque, como relata San Mateo, sus padres y Jesús mismo nuevamente residieron en Nazaret cuando volvieron de Egipto; o porque, como relata San Lucas, en Nazaret el niño crecía y se fortalecía.
¿Jesús nació, entonces, en Belén? Si los padres de Jesús hubieran viajado desde Nazaret a Belén, tendrían que haber recorrido, durante una semana aproximadamente, una distancia de 140 kilómetros, que quizá no hubiera podido soportar el niño que se gestaba en María. Empero, aunque la hubiera soportado, la investigación arqueológica sugiere que Jesús no pudo haber nacido en Belén porque, en la época de Jesús, el territorio que ocupaba esa ciudad era un desierto. Es la tesis de Aviram Oshiri, arqueólogo de la Autoridad Israelí de Antigí¼edades. Oshiri conjetura que Jesús nació en una ciudad que se llamaba Bethlehem HaGalilit, o Belén de Galilea. Entre esta ciudad y Nazaret había una distancia de 12 kilómetros.
Bruce Chilton, ex profesor de Nuevo Testamento, de la Universidad de Yale, afirma que la investigación arqueológica suministra «una buena razón para colegir que la ciudad de Belén que San Mateo menciona, estaba en Galilea.» Precisamente «Belén» era el nombre de una de las 12 ciudades que, en el Antiguo Testamento, menciona el libro de Josué, en la parte que trata sobre la tierra que fue heredada a los hijos de Zabulón. El arqueólogo Oshiri presume que, en esa ciudad, poco tiempo después de la muerte de Jesús, una activa comunidad cristiana construyó un gran monasterio.
Jesús, entonces, habría nacido, ciertamente, en Belén; pero en Belén de Galilea, y no de Judea.
Post scriptum. La palabra Belén, o Bethlehem, significaba «casa del pan»; y con esa palabra solían ser designadas las ciudades que tenían molinos que producían harina fina.