Convaleciente, la economí­a mundial todaví­a muestra los golpes de la crisis


Las bolsas mundiales tuvieron muchos altibajos, más bajos que altos, durante este año, pero al final se logró una ligera recuperación. FOTO LA HORA: AFP

Al borde del precipicio al principio del año, la economí­a mundial parece haber entrado en convalecencia gracias a las intervenciones de los poderes públicos, pero sigue profundamente magullada por la peor crisis financiera atravesada por el planeta desde los años 1930.


«La economí­a mundial está confrontada con una recesión profunda», resumí­a en enero el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuatro meses después de la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers.

El Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos se desplomó 6,4% en el primer trimestre, a ritmo anual. La primera economí­a mundial destruí­a entonces cerca de 700 mil empleos por mes.

Sobre el mismo perí­odo, la zona euro conoció la peor contracción de actividad en su joven historia, con un retroceso de 2,5% de su PIB, lo que corresponde a cerca de 10% a ritmo anual. En Japón, la economí­a cayó 14,2%.

Según un estudio de los economistas de la Universidad de California y de Trinity College de Dublí­n, el comercio internacional y los mercados financieros se derrumbaron más fuertemente en los 12 primeros meses de la crisis que después de la quiebra de 1929. Además, la baja de la actividad industrial es comparable a la observada al principio de la Gran Depresión.

Pero «al mismo tiempo, la respuesta en medidas monetarias y presupuestarias, no sólo en Estados Unidos, sino en el mundo entero, fue más rápida y más fuerte esta vez», destacaron estos economistas.

Los gobiernos lanzaron planes de reactivación por valor de miles de millones de dólares. Los bancos centrales redujeron drásticamente sus tasas de interés -a casi cero en Estados Unidos, algo jamás visto- e inyectaron miles de millones en el sistema financiero para restablecer el acceso al crédito.

«La diferencia entre el perí­odo actual y la Gran Depresión, es que en los años 30, la Fed (la Reserva Federal de Estados Unidos) dejó que la masa monetaria cayera y no actuó de una manera firme», estimó Nariman Behravesh, jefe economista de IHS Global Insight.

La economí­a estadounidense retomó el crecimiento en el tercer trimestre de 2009, con PIB en alza de 2,8% (a ritmo anual) después de cuatro trimestres de retroceso. En Japón, el crecimiento alcanzó 1,3% sobre el mismo perí­odo. La zona euro también vio su PIB progresar, pero más moderadamente ( 0,3%).

China, que conoció una disminución de la velocidad (pero ninguna recesión) de su actividad y adoptó medidas macizas de reactivación, fijó un crecimiento de 8,9% entre julio y septiembre.

El FMI prevé un crecimiento mundial de 3,1% en 2010, después de una contracción de 1,1% este año, la más fuerte desde la Segunda Guerra Mundial.

Pero Joachim Fels, economista del banco Morgan Stanley, advirtió que la economí­a mundial va a conocer una recuperación «sin crédito» y «desempleada» en las 10 principales potencias mundiales, con un paro que va a permanecer elevado en Estados Unidos, Europa y Japón.

Para Nariman Behravesh, el mundo siempre tiene alguna zona de riesgo «después de una serie de burbujas especulativas» no sólo inmobiliaria. «Hubo una burbuja de la Bolsa en China y burbujas de las materias primas», dijo.

Otra amenaza sobre la recuperación, para David Rosenberg, economista jefe de Gluskin Sheff & Associates, en Toronto, son los llamados activos tóxicos generados por la burbuja inmobiliaria y que envenenaban las cuentas de los bancos y «fueron barridos bajo la alfombra».

Han sido regurgitados en gran parte por los gobiernos y los bancos centrales, «que son expuestos en lo sucesivo a sus propios riesgos, como se apreció recientemente en lugares como Dubái, México, España, Grecia, el Reino Unido, los estados bálticos, sin mencionar los estados y las colectividades locales en Estados Unidos», estimó Rosenberg.

MERCADOS Lo peor está por llegar


Los mercados mundiales de acciones, materias primas y divisas repuntaron en 2009 después de una vertiginosa caí­da hasta marzo, pero 2010 podrí­a ser el año de todos los peligros, con persistentes dudas sobre el ritmo y el vigor de la recuperación.

«Para los mercados financieros, el año pasado puede compararse con una vuelta de montaña rusa», comentaron los analistas de Rabobank.

El impacto mayor de lo previsto de la crisis financiera en la economí­a real sumió en marzo a los mercados de acciones y de divisas en una torpeza de la que sólo pudieron sacarles los planes de reactivación y la bajada de las tasas de interés hasta niveles sin precedentes.

El Dow Jones, í­ndice principal de Wall Street, cayó en marzo por primera vez en doce años por debajo del umbral de los 7.000 puntos, para volver a pasar por encima de los 10.500 a principios de diciembre.

«Hasta ahora, el remedio de los planes de apoyo parece funcionar porque la mayorí­a de las economí­as vuelve a crecer», señalaron los analistas de Wells Fargo Securities.

A medida que aumentaba la confianza en la recuperación, el dólar, uno de los grandes valores refugio, perdí­a vigor, abandonado por inversiones más arriesgadas y rentables.

A finales de noviembre, el euro estableció un máximo anual en 15 meses, a 1,5144 dólares, aunque la tendencia empieza a invertirse en este fin de año.

Beneficiándose de la debilidad del dólar, el oro batió un récord detrás de otro en 2009, para llegar a un máximo histórico de 1.226,56 dólares la onza a principios de diciembre, sostenido igualmente por la voluntad de los paí­ses emergentes de diversificar sus reservas de billetes verdes.

El petróleo también aprovechó la debilidad del billete verde y sus precios doblaron para volver a colocarse por encima de los 80 dólares.

Sin embargo, para 2010 «los fundamentos (de la oferta y la demanda) siguen siendo bajos y la incertidumbre con respecto a la robustez de los mercados de materias primas sigue siendo alta», estimó Christophe Barret, analista de petróleo en el banco Calyon. El barril se sitúa ahora justo por encima de los 70 dólares.

«La cuestión es saber si las tendencias alcistas de estos nueve últimos meses continuarán el próximo año» en el conjunto de los mercados, dijo David Woo, analista de Barclays Capital.

Incluso en las economí­as que vuelven a crecer, «la recuperación no es aún realmente perenne (…) y su ritmo deberí­a seguir siendo penosamente lento», comentó también Wells Fargo.

Los mercados temen sobre todo una recuperación en «W», es decir con una segunda caí­da.

Esta hipótesis morosa se ve reforzada desde hace unas semanas por temores de eventuales quiebras de Estados como Dubái, Grecia, Portugal o España.

En cualquier caso, los paí­ses emergentes deberí­an ser los motores de la recuperación, estiman generalmente los economistas. «La mayorí­a de las economí­as asiáticas deberí­an lograr tasas de crecimiento sólidas el próximo año, gracias al impulso de recuperación cobrado en la región», previeron los analistas de Wells Fargo.

Para tener en cuenta el crecimiento de la economí­a china y la debilidad del dólar, los cambistas anticipan una reevaluación del yuan chino, actualmente indexado al dólar.

Por razones parcialmente independientes a los otros mercados, las materias primas alimentarias tuvieron un gran año. El azúcar y el cacao tocaron máximos en un cuarto de siglo, impulsados por temores de escasez.