La Secretaría de Defensa de Estados Unidos anunció ayer que envió al Congreso un manual que precisa las reglas de los tribunales militares de excepción de Guantánamo, de las que fueron eliminadas ciertas normas controvertidas.
Estos tribunales, encargados de juzgar a los «combatientes enemigos» podrán aceptar siempre los testimonios indirectos obtenidos bajo presión si un juez los considera creíbles, pero no los elementos confidenciales necesarios para liberar a un acusado de su proceso.
El manual está destinado a asegurar a los acusados «todas las garantías jurídicas reconocidas como indispensables por el mundo civilizado», explicó el secretario de Defensa, Robert Gates, en el preámbulo del voluminoso documento.
«Este manual va a tener un impacto histórico para nuestro ejército y nuestro país», agregó.
El manual equivale a un decreto de aplicación de la ley que establece los tribunales militares, aprobados por el Congreso cuando la Corte Suprema estimó que el presidente no tenía facultad para establecer por sí solo esta jurisdicción.
La acusación deberá proporcionar el avance de sus elementos a la defensa, explicó Dan Dell’Orto, consejero jurídico del Pentágono en una conferencia de prensa.
Y aunque el acusado sea reconocido como «combatiente enemigo ilegal», será considerado como inocente de los crímenes que se le imputan hasta que la acusación haya probado su culpabilidad, agregó.
La defensa se beneficiará además de un «sistema de apelación profundizado, completo e independiente», a través de una corte de revisión de los tribunales de excepción, luego la corte federal de apelación en Washington y como, último recurso, la Corte Suprema, indicó.