El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, llegó hoy a Irak para discutir la situación en este país con los comandantes estadounidenses y británicos, pocas horas después de que sus tropas capturaran a un colaborador del jefe radical chiíta Moqtada Sadr.
Por otra parte, el portavoz del primer ministro iraquí Nuri Al Maliki desmintió que éste último hubiese declarado que el presidente estadounidense George W. Bush está «más debilitado que nunca», como lo escribió ayer el cotidiano italiano Corriere della Sera.
Gates, nombrado en noviembre jefe del Pentágono, debía ser informado sobre la situación en la zona por el general George Casey, comandante saliente de la Fuerza Multinacional en Irak, y por el general Jonathan Shaw, que dirige las tropas británicas en Basorah (a 550 km al sur de Bagdad).
No está previsto que viaje a Bagdad, donde en las próximas semanas deben llegar 17.500 soldados como refuerzo para tratar de restablecer la seguridad en la capital, escenario de violencias confesionales.
Los refuerzos están previstos dentro de la nueva controvertida estrategia del presidente George W. Bush para Irak.
Antes de llegar a Basorah, Gates visitó varios países árabes del Golfo aliados de Estados Unidos para tratar de obtener su apoyo a esta estrategia y contrarrestar el papel de Irán en Irak.
Frente al aumento de la violencia en Bagdad, donde unas 200 personas han muerto desde comienzos de la semana, las autoridades iraquíes parecen decididas a actuar contra las milicias chiitas, acusadas de ser responsables de numerosos ataques, pero hasta ahora impunes por razones políticas.
El jeque Abdel Hadi al Darraji, un portavoz influyente de la corriente de Sadr en Bagdad, fue detenido el viernes por las fuerzas especiales del ejército iraquí y sus consejeros estadounidenses en el barrio de Baladiyat, en el este de Bagdad, cerca de Ciudad Sadr, el bastión del Ejército del Mahdi, la milicia de Sadr.
El ejército estadounidense anunció el arresto del jefe de un grupo armado responsable de numerosos secuestros y asesinatos de civiles, y «afiliado a Abu Dereh», sin por lo tanto precisar su identidad.
Abu Dereh, apodado el «Zarqaui chiita», por el nombre del ex líder de la rama iraquí de Al Qaida muerto en junio, es un ex responsable del Ejército del Mahdi, que organizó su propio grupo armado y está acusado de numerosas acciones mortíferas contra los sunitas.
El gobierno iraquí parece determinado a actuar contra la corriente Sadr, decenas de cuyos combatientes han sido detenidos en los últimos días.
Esta actitud difiere radicalmente con la observada hasta ahora por Al Maliki. En particular, en octubre de 2006, éste había ordenado que se levantara el cerco impuesto durante varios días a Ciudad Sadr por las fuerzas iraquíes-estadounidenses.
La influencia de la corriente Sadr aumentó desde que los responsables chiitas lograron que abandonase la lucha declarada contra los norteamericanos y se incorporase al proceso político.
La corriente Sadr cuenta con 32 diputados de los 275 y controla cinco ministerios, pero dejó de apoyar al gobierno desde fines de noviembre para protestar contra el encuentro en esa época entre Al Maliki y Bush.
En la zona, un soldado estadounidense murió el jueves en Bagdad, lo que lleva a por lo menos 3.023 el número de bajas entre los militares norteamericanos y personal asimilado que perdieron la vida en Irak desde la invasión en 2003, según un recuento de la AFP.
La secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice partió de Londres hoy en la mañana rumbo a Washington, tras una gira por Oriente Medio de la cual rindió un informe en Berlín y Londres.
Durante su escala londinense, Condoleezza Rice se reunió el jueves en la noche con el primer ministro británico Tony Blair y con su ministra de Relaciones exteriores, Margaret Beckett, congratulándose por haber «desbloqueado» las discusiones entre israelíes y palestinos.
La jefa de la diplomacia estadounidense comunicó su intención de regresar a Oriente Medio antes del 15 de febrero para una reunión trilateral con el primer ministro israelí Ehud Olmert y con el presidente palestino Mahmud Abas.
«Las próximas semanas serán bastante intensas en el frente diplomático», declaró a los periodistas que viajan con ella.
Rice acogerá igualmente en Washington el 2 de febrero a sus homólogos de Rusia y de la Unión Europea, así como al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para una reunión del Cuarteto para Oriente Medio destinada a armonizar las posiciones sobre la reactivación del proceso de paz israelo-palestino.