La estación de Berlí­n resistió mal


Daños. El metro de Frankfurt en Berlí­n fue suspendido ayer por la noche. La tormenta ocasionó serios daños a la infraestructura europea.

Continúa cerrada hoy la nueva estación central de Berlí­n, orgullo nacional, inaugurada con gran pompa para el Mundial de Fútbol el pasado verano, que resistió mal su primera tempestad, al caerse una viga de dos toneladas que por milagro no causó ví­ctimas.


El acceso al ultramoderno edificio de cristal y acero seguí­a prohibido en la mañana de hoy, paralizando el tránsito en pleno centro de la capital, entre el este y el oeste, lo que traí­a malos recuerdos a los berlineses, de las épocas en que la ciudad estaba dividida por el Muro.

La noche del jueves, ráfagas de viento soplaban a 130 kilómetros por hora en la capital y una viga de dos toneladas se desprendió de la fachada cayendo a la calle desde 40 metros de altura. Una segunda viga se ha desprendido del frente del edificio y amenaza también con precipitarse al suelo.

«Gracias a Dios no fue alcanzada ninguna persona», comentó Volker Knauer, portavoz de la empresa nacional de ferrocarriles alemanes Deutsche Bahn.

Para Jens-Peter Wilke, un bombero destacado en el lugar, las cosas pueden terminar muy mal. «No alcanzo todaví­a a comprender cómo un elemento de construcción de este tipo puede desprenderse de la fachada, pocos meses después de haberse inaugurado la estación», afirmó.

«El palacio de cristal se desmorona», tituló este viernes el semanario Der Spiegel en su página de Internet.

Situada a dos pasos de la cancillerí­a alemana, en pleno centro del «nuevo Berlí­n», la estación fue completamente evacuada la noche del jueves ante el temor de que pudieran desprenderse otros elementos. Los expertos trataban de evaluar este viernes los daños. El portavoz no estaba en condiciones de informar cuándo serí­an restablecidos los servicios.

El ministro alemán de Transportes, Wolfgang Tiefensee, y el presidente de la empresa Deutsche Bahn, Hartmut Mehdorn, acudieron personalmente al lugar para ver los destrozos.

La estación central de Berlí­n, construí­da en varios niveles, es un importante nudo ferroviario entre el norte, sur, este y oeste de Alemania y Europa. Esta instalación sustituye a la histórica estación del distrito del Zoológico de Berlí­n (situado en el oeste de la capital).

Una turista estadounidense que quedó atrapada en Berlí­n sin conexión estaba al borde de las lágrimas. «No lo puedo creer, deberí­a ir a Munich para tomar mi avión a las tres de la mañana rumbo a Estados Unidos», decí­a la joven de 22 años.

La estación central de Berlí­n ha dado que hablar en estos últimos tiempos, no sólo por su techo de 300 metros, todo de cristal, sino principalmente por su costo, estimado en mil millones de euros, aunque inicialmente habí­an sido presupuestados 700 millones de euros.

La Deutsche Bahn justificó la explosión de costos por la imperiosa necesidad de poner en servicio la estación lo más rápidamente posible antes del Campeonato Mundial de Fútbol el verano (boreal) pasado, ya que los trabajos se iban a prolongar a ritmo normal hasta 2008.

Para acelerar la conclusión de la estación se redujeron también en 130 metros las dimensiones del techo de cristal, alterando el plan original del arquitecto Meinhard von Gerkan, quien reclamó ante los tribunales y ganó la demanda. La empresa de ferrocarriles, que deberí­a reconstruir el techo, apeló la sentencia. Pero el arquitecto sopesa ahora la posibilidad de presentar una nueva demanda judicial por la construcción del techo contra la Deutsche Bahn.