Como una publicación con el apoyo de la Fundación Soros Guatemala, por medio de su Programa con el financiamiento de los gobiernos de Suecia y Dinamarca, José Chaclán editó su obra titulada Los Caciques de CHWI MIQ´INA (Totonicapán), su origen, presente y futuro. La portada del libro presenta el escudo del libro YAX y otros documentos quichés de Totonicapán, en Guatemala, publicados por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1989. El escudo original se encuentra extraviado o resguardado.
José Chaclán presenta la etimología, del término cacique y su origen geográfico. Los caciques, dice el autor, fueron consignatarios del poder casi absoluto, en Guatemala el nombre fue mencionado por Bernal Díaz del Castillo. Desde 1530, el escribano Antón de Morales da cuenta de los caciques en Santiago de Guatemala. El 13 de enero de 1544 fueron nombrados los caciques de Totonicapán. El cacique principal trataba de mantener la unidad y señorío, era el centro de las funciones políticas, judiciales y administrativas, como ejemplo para todo el pueblo.
Los caciques decidían con quien casaban a sus hijas, regidos por el ritual católico cristiano. Arreglaban el matrimonio aplicando la fuerza, según sus particulares intereses, no infundían respeto sino temor.
Según censo de 1797. seis matrimonios eran herederos de los caciques fundadores del clan en el siglo XVI, en el siglo XIX (1810 -1820) se generó un movimiento de tinte indígena, encabezado por Atanasio Tzul y Lucas Akiral (Aguilar). La causa fue de origen económico, por cobro excesivo de los tributos detrimento del conglomerado. Aparentemente, al respecto existen discrepancias. Atanasio Tzul. Dice Chaclán, «fue un indio de 60 años, jefe de familia, agricultor, alcalde de su pueblo en 1816». Se le atribuye ser originario del Cantón Paquí, de Totonicapán, con predominio de los Tzules.
A principios del siglo XIX, los caciques aplicaban la justicia. El núcleo familiar dominante, avanzado del siglo, ya no se contó entre la decencia de los caciques del siglo XVI. Los caciques milicianos de Totonicapán obtuvieron una cuota de poder político y social. En 1871 los caciques de Totonicapán eran incorporados al ejército.
En conclusión, los caciques de Totonicapán dejaron experiencias sociales transmitidas de generación en generación, con las modificaciones de una sociedad cambiante. Falta demostrar la existencia de las Cacicas capítulo pendiente.
José Chaclán pone punto final a su estudio de los caciques de Totonicapán, asegurando que ellas y ellos fueron y son los baluartes sociales de las particularidades de Totonicapán de siempre.