El Papa Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano al presidente de Perú, Alan García, quien ilustró su programa de desarme para América Latina frente a los temores de una carrera armamentista en el continente.
«Le he expuesto nuestra teoría de lograr mediante el límite de compras de armas asegurar una unión sudamericana sin desconfianzas, sin conflictos y que asegure más recursos para la pobreza», explicó a la prensa el mandatario peruano al término del encuentro en el Vaticano.
García, quien conversó con el Papa por media hora en su estudio privado, cuenta con el apoyo de la iglesia católica para su iniciativa de un pacto de no agresión militar en Sudamérica, el cual ilustrará también en la cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se abrió el domingo en Portugal.
El mandatario suramericano, quien estuvo acompañado por un intérprete, presentó al término de la audiencia, más larga de lo habitual, a la delegación de seis personas que lo acompañaba presidida por el canciller, José Antonio García Belaunde y el ministro de Defensa, Rafael Rey.
El encuentro permitió «un intercambio fructuoso de opiniones sobre temas concernientes a la actual situación internacional, especialmente en la región», indicó en un comunicado el Vaticano.
Se trata de la primera visita de Alan García a Benedicto XVI, quien habló también del «programa del gobierno peruano para erradicar la pobreza, la promoción del estado de derecho, la salvaguardia del ambiente, así como la colaboración entre Estado e Iglesia», precisó la Santa Sede.
La audiencia se celebra dos días después de la conmemoración en el Vaticano de la firma hace 25 años del tratado de paz entre Chile y Argentina, a la que asistieron las presidentes de Argentina, Cristina Kirchner y Chile, Michelle Bachelet.
García no abordó con el pontífice el tema de la demanda peruana contra Chile en la Corte de la Haya sobre una controversia marítima.
El presidente García, de 60 años y divorciado, quien conoció a Benedicto XVI hace más de 20 años en Perú cuando era el cardenal Joseph Ratzinger, le regaló al Papa una bufanda de vicuña de color avellana.
«Para cuando hace frío en Roma», le dijo.
El pontífice le donó la tradicional medalla en oro del pontificado.