El último Dí­a de Gracias en Irak


Un soldado de EE.UU. pasa junto a un pavo decorativo, en la preparación para la celebración del Dí­a de Gracias en la base de Tarmiya, al norte de Bagdad. AFP PHOTO / AHMAD AL-Rubaye

Desde las ocho de la mañana en la base estadounidense de Tarmiya, Nathan Deliefde prepara los hornos para cocinar el tradicional pavo de la fiesta del Dí­a de Acción de Gracias, que los soldados esperan sea el último en Irak.


«No es gran cosa, pero les recuerda la casa y es importante», afirmó el «chef», con el rostro sudoroso. Es casi un dí­a de asueto para los 170 soldados estadounidenses de la base.

«Bueno… si nada malo sucede», precisan los soldados, algunos de los cuales juegan al basquetbol, mientras otros discuten al sol fumando un cigarrillo.

«Claro que preferirí­a estar en familia, pero esta comida de Acción de Gracias nos da ánimo», asegura Jayson Waters, alto y delgado soldado negro de 20 años.

Todos esperan que se trate de su último Dí­a de Acción de Gracias (Thanksgiving) en Irak, cuyo origen se remonta a la llegada de los primeros inmigrantes a Norteamérica.

Las tropas de combate, a las que pertenecen, deberí­an acabar su retirada de Irak en agosto de 2010, preludio a la retirada total a fines de 2011, como lo estipula un acuerdo firmado en noviembre de 2008 entre Bagdad y Washington.

Hay actualmente 115 mil soldados estadounidenses en Irak y al terminar el verano boreal próximo sólo quedarán 50 mil hombres.

«Si todo ocurre como está previsto por el presidente (Barack Obama) y el general (Ray) Odierno (comandante de las tropas en Irak), este deberí­a ser nuestro último Dí­a de Acción de Gracias en Irak. Bueno, espero. Pero si tenemos que quedarnos, entonces que así­ sea», dijo el sargento Patrick Olsen, de 36 años, originario de Long Island, cerca de Nueva York.

Antes bastión de Al Qaeda, Tarmiya recobró la calma o casi. La ví­spera, la patrulla del sargento Olsen sufrió una emboscada en la carretera que conduce a esta localidad sunita.

Escondidos detrás de los rosales, algunos hombres dispararon con armas ligeras contra el convoy. Diez minutos de enfrentamientos recordaron que algunos insurgentes no se declaran vencidos.

El miércoles, seis personas fueron asesinadas en sus casas en Tarmiya en lo que parece ser, según el ejército estadounidense, una venganza tribal: entre los seis muertos, figuran dos mujeres y una adolescente de 14 años que fueron degolladas.

«Honestamente, creo que (la invasión de Irak) valí­a la pena. Si ustedes comparan este lugar con lo que era hace unos años, los progresos son increí­bles», afirmó el sargento.

Después de cuatro rotaciones y 27 meses en total pasados en Irak, el sargento Gary Adams, de 40 años, considera que es tiempo de partir.

«Me perdí­ cuatro Navidades, cuatro Thanskgiving, cumpleaños y fiestas de año nuevo. Quiero quedarme en casa un poco y estoy muy contento de partir», agregó este suboficial de 40 años.

No sabe sin embargo si esta guerra habrá servido para algo.

«Tener la paz es una cosa, la prosperidad es otra. Pero mientras estemos aquí­ no habrá paz real», reflexionó.

Recordando que la fiesta de Acción de Gracias es para agradecer a los indios por su ayuda a los primeros inmigrantes llegados al nuevo mundo, se pregunta: «Â¿Los iraquí­es nos agradecerán? No pienso que ahora mismo. Sus hijos tal vez sí­. Hubo muchas heridas que necesitarán mucho tiempo para sanar».