El folklorista Víctor Jara, torturado, asesinado y sepultado casi en secreto hace 36 años por la dictadura de Augusto Pinochet, tendrá por fin un funeral masivo, en un acto de tres días a partir del jueves próximo destinado a homenajear a uno de los más grandes artistas chilenos.
La ceremonia fúnebre, organizada por la familia del cantante y la Fundación que lleva su nombre, se realizará del 3 al 5 de diciembre próximos, seis meses después de que sus restos fueran exhumados por una orden judicial.
Será una ceremonia popular con canto y música, donde podrán asistir todos quienes quieran rendirle tributo a uno de los íconos del canto de izquierda latinoamericana, con canciones como «El cigarro» o «Te recuerdo Amanda».
«Una manta campesina roja con ribetes negros cubrirá el ataúd y las puertas del lugar donde se realizará la ceremonia permanecerán abiertas día y noche», dijo a la AFP Gloria Konig, directora de la Fundación Víctor Jara.
Será en esa Fundación, en el centro de Santiago, donde estará el ataúd con los restos de Jara, quien será llevado el sábado al Cementerio General de Santiago tras una romería por las principales calles de la ciudad.
«Todos los artistas y las personas que deseen participar de este funeral lo podrán hacer, dejando una flor, acompañándolo o rindiéndole tributo», explicó Konig.
«Es el funeral que Víctor nunca tuvo y aquel que se merece», agregó la organizadora, sobre la forma casi clandestina en que el cantante fue sepultado.
Jara fue detenido el mismo día en que Pinochet tomó el poder, el 11 de septiembre de 1973, junto a otros 5.000 prisioneros políticos en un estadio techado del centro de Santiago. Ahí fue brutalmente torturado y cinco días más tarde recibió más de 40 balazos. Las manos con que tocaba la guitarra le fueron destruidas.
Su cuerpo acribillado junto al de cientos de prisioneros ejecutados fue trasladado hasta el Servicio Médico Legal. Un funcionario lo reconoció y le avisó de su muerte a su viuda, la bailarina británica Joan Turner.
«El día martes -una semana después del golpe- me vino a ver Héctor, un joven que trabajaba en el Servicio Médico Legal. Me dijo: «A la morgue llegó hace 48 horas el cuerpo de su marido. Tiene que ir a retirarlo porque está a punto de ir a una fosa común»», recordó su viuda, en una entrevista en julio pasado.
«Fui acompañada por un amigo, que también se llama Héctor. En la morgue vi el espectáculo más horroroso, una pila de cuerpos donde no estaba Víctor. Subimos al segundo piso. Había una hilera con más cuerpos, uno al lado del otro. El último era el suyo», agregó.
En secreto, en silencio y sin flores, el funcionario, Turner y un amigo del cantante lo sepultaron en un pequeño y modesto nicho en el Cementerio General del Santiago, donde permaneció hasta el 4 de junio pasado, cuando por una orden judicial se exhumaron sus restos.
El juez Juan Eduardo Fuentes ordenó la exhumación de los restos de Jara para someterlo a nuevos exámenes forenses, luego de que un ex conscripto del Ejército confesó ser el autor material del crimen, aunque luego se retractó.
El ex soldado fue procesado, al igual que el jefe del centro de detención, aunque a 36 años de su muerte la justicia no logra determinar quién dio la orden para asesinar a Víctor Jara.