La renuncia del jefe del estado mayor de Israel, Dan Halutz, y la apertura de una investigación policial contra el primer ministro Ehud Olmert, estremecieron seriamente hoy al gobierno israelí, ya en caída libre en las encuestas de opinión.
El general Halutz es el más alto responsable que deja sus funciones luego del fracaso de la guerra en Líbano.
Pero no es el único considerado por la opinión pública como responsable de los errores cometidos durante este conflicto que enfrentó Israel al Hezbolá, del 12 de julio al 14 de agosto de 2006.
La mayoría de los israelíes estima que Ehud Olmert, así como el ministro de Defensa, Amir Peretz, también deben dimitir.
La situación del primer ministro se ha debilitado aún más desde que el fiscal del Estado ordenó el martes el inicio de una investigación criminal en su contra en un escándalo financiero vinculado a la privatización del banco Leumi, el segundo del país.
El primer ministro es sospechoso de haber intervenido cuando era ministro de Finanzas interino en 2005 en favor de un hombre de negocios australiano, Frank Lowy, candidato a tomar el control de parte del capital del banco Leumi.
Olmert, que la semana pasada declaró «tener las manos totalmente limpias en este caso», está implicado en otros casos relativos en particular a transacciones inmobiliarias, pero hasta ahora no hay cargos en su contra.
Los partidos de oposición de derecha y de izquierda estimaron el miércoles que Olmert debía dejar sus funciones sin esperar las conclusiones de la comisión de investigación oficial sobre la guerra de Líbano que serán difundidas públicamente a comienzos de febrero.
La radio militar también evocó la posibilidad que la salida del general Halutz tenga un «efecto de dominó», provocando las renuncias de Olmert y Peretz.
Hanan Cristal, un comentarista político de la radio pública, considera que la suerte de Ehud Olmert también está vinculada a la «capacidad de supervivencia» de su partido Kadima, integrado fundamentalmente por ex miembros del Likud (derecha) y del Partido Laborista.
Según este analista, dirigentes de esta formación centrista estiman que Olmert debería dimitir, permitiendo a Tzipi Livni, la actual ministra de Relaciones Exteriores, asumir el poder.
La inquietud que afecta a Israel desde la guerra en Líbano fue agravada por varios casos de corrupción, así como por la incapacidad del ejército de impedir los disparos de cohetes contra el norte del Estado hebreo, contrariamente a las afirmaciones de los responsables militares y políticos al comenzar los combates.
Decenas de miles de personas, entre las cuales había reservistas que estuvieron en Líbano, han manifestado para exigir cuentas desde que finalizaorn los combates.
Su movimiento no perduró, pero todas las encuestas pusieron en evidencia un rechazo persistente a Olmert, Peretz y el general Halutz.
Las críticias se refieren en particular a la falta de preparación de las unidades regulares y de los reservistas que participaron en la guerra, a la confusión y las frecuentes contraórdenes de la comandancia, y a que el ejército no cumplió su objetivo, que consistía en destruir al aparato militar del Hezbolá y liberar a dos militares israelíes. Su secuestro, a principios de julio por parte del Hezbolá, desencadenó este conflicto.