Como en una escuela donde se resume la sabiduría de toda una vida, Pedro Guzmán recibió de sus padres la mejor educación cristiana.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Con ellos asimiló el principio del amor que exige pensar en el otro antes que en uno mismo y así se lo demostró a sus progenitores.
Los domingos después de la celebración religiosa lo dejaban ir al parque y le daban dos monedas; una para que se la diera a algún mendigo y la otra para que se comprara alguna golosina.
Siempre regresaba tarde a su casa, porque además de regalar las dos monedas, también regalaba su corazón.
Con suaves caricias y dulces palabras, llenaba de amor la vida de los enfermos y pobres del hospital general.
HAZ DEL AMOR LA LEY DE TU VIDA Y SIEMPRE SERíS FELIZ