Sin necesidad de realizar profundas investigaciones científicas, pero de todas maneras atendiendo estudios efectuados por expertos, los países en vías de desarrollo, como Guatemala y el resto de Centroamérica, son lo que menos responsabilidad tienen en las causas del cambio climático, porque sus emisiones de gases de efecto invernadero son mínimas comparadas con las naciones industrializadas.
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  Sin embargo, los pobres de los países del Tercer Mundo serán los más afectados con el recalentamiento global, según un informe de la ONU que plantea una nueva perspectiva humana en relación a la eficiencia energética y en las emisiones industriales de carbono, puesto que el cambio climático es también la dinámica demográfica, la pobreza y la igualdad de género, como lo advierte un estudio del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), resumido en un despacho de la agencia de noticias IPS, firmado por Thalif Den.
  De esa cuenta, a medida que la velocidad del crecimiento demográfico, de las economías y del consumo supere la capacidad de ajuste de la Tierra, el cambio climático podría tornarse mucho más extremo y, posiblemente, catastrófico, de tal manera que el daño ambiental es uno de los riesgos más injustos de nuestro tiempo, porque la huella de carbono de miles de millones de personas más pobres en el planeta es del 3 % del total mundial, aunque son los pobres, especialmente las mujeres pobres, quienes soportarán la desproporcionada carga del cambio climático, como lo enfatizó Thoraya Ahmed Obaid, directora ejecutiva del UNFPA.
  En el contexto del aumento de la población mundial, que se acerca a los 7 mil millones, cada vez hay más evidencias de que el cambio climático es consecuencia principalmente de la actividad de las personas, porque la influencia de la actividad humana sobre el clima es compleja, atañe a lo que consumimos, el tipo de energía que producimos y utilizamos, si somos jóvenes o viejos, a lo que comemos e incluso a la medida en que las mujeres y los hombres disfrutan de igualdad de derechos y oportunidades.
  El cambio climático golpeará más seriamente a las regiones más pobres y a los grupos humanos más débiles, que, como siempre, serán los que deberán soportar las grandes desigualdades sociales y económicas del mundo, y con más fuerza a las mujeres, porque alrededor del 70 % de los pobres del planeta son del sexo femenino.
  La presidenta finlandesa Tarja Halonen, al referirse al estudio, puntualizó que al ayudar a las mujeres a sobrevivir en sus ámbitos cotidianos, se pueden promover los objetivos generales del desarrollo sostenible, puesto que las mujeres podrían derivar en importantes agentes de mitigación del cambio climático, pero ese potencial sólo puede concretarse mediante políticas que les proporcionen poder.
  Los pronósticos del cambio climático siguen siendo pesimistas, sobre todo para las futuras generaciones, es decir, para nuestro nietos y demás descendientes, porque para 2,075, entre 3 mil y 5 mil millones de personas, que incluye a guatemaltecos y guatemaltecas pobres, especialmente, pueden enfrentar una escasez crónica de agua, y es posible que uno de cada seis países padezcan escasez alimentaria severa cada año, a causa de sequías prolongadas.
  Adicionalmente, el 30 % de las especies de plantas y animales pueden extinguirse si el aumento de las temperaturas globales supera los 2.5 grados, lo que probablemente ocurrirá si los gobernantes de las naciones industrializadas y emergentes y los dirigentes millonarios de las grandes corporaciones empresariales no adoptan prontas decisiones consensuadas, porque según la estimaciones actuales, la temperatura mundial  promedio puede aumentar hasta 6.4 grados a finales de este siglo.
  (El anciano ambientalista Romualdo Tishudo le dice un piropo a una bella chica: -¡Lástima que su pasado sea tan corto y que mi futuro sea tan breve!).