En su programa radial el Presidente reivindicó su propuesta fiscal como una reforma tributaria y no como paquete fiscal, afirmando que atrás de la iniciativa en el Impuesto Sobre la Renta, el Impuesto de Solidaridad, el del Timbre y Papel Sellado, más la creación del tributo sobre las comunicaciones en teléfonos móviles, vendrá el complemento de las cuestiones relacionadas con la calidad del gasto y las normas contra la evasión.
En realidad La Hora ha cuestionado que el paquete presentado por el gobierno tenga como consecuencia sepultar la posibilidad de una real y efectiva reforma fiscal en Guatemala. Por principio ratificamos nuestro punto de vista en el sentido de que es imposible aspirar al desarrollo sostenido del país si mantenemos una tributación raquítica que nos coloca a la zaga del resto del mundo porque todos los países que han tenido procesos continuados y sostenidos de desarrollo han requerido de abundantes recursos que no pueden salir sino de la contribución de los habitantes mediante el pago de impuestos razonables.
En Guatemala los impuestos no llegan ni al diez por ciento del Producto Interno Bruto, lo que nos coloca entre los países con menor tributación en el mundo. Si fuera cierta la tesis de que a menos impuestos mayor inversión privada y por ende mayor desarrollo, el nuestro tendría que ser un paraíso en el que todos los habitantes tuvieran sus necesidades cubiertas porque históricamente hemos pagado poquísimos impuestos.
Pero como la experiencia mundial demuestra que únicamente los países que tienen contribuciones fiscales arriba del veinte por ciento y que aprovechan correctamente el aporte de sus pueblos pueden salir del subdesarrollo y mejorar sostenidamente en el desarrollo humano e integral, debemos encontrar en nuestro desajuste fiscal la razón y explicación del atraso que mantenemos y que hoy en día tiene condenadas a generaciones futuras que tendrán que pagar el precio de su desnutrición en escasa capacidad física e intelectual como impedimento para alcanzar la plena dignidad correspondiente a todo ser humano.
Por eso es que vemos en la propuesta actual un chapuz porque sepultará para este gobierno la posibilidad de abordar el tema de la reforma tributaria que el país necesita y nos parece que no puede haber ese concepto de que después vendrá el resto. En otras palabras, presionados por rellenar el agujero fiscal, las autoridades de gobierno, con el Ministerio de Finanzas a la cabeza, sepulta la posibilidad de componer las cuestiones tributarias en el país por privilegiar la coyuntura, exactamente como lo han hecho todos los gobiernos chapuceros que ha tenido el país.