Aunque no gastaron enormes sumas, los estadounidenses parecen haber encontrado nuevamente el camino a las tiendas en octubre, un buen augurio para la temporada de compras de fin de año que se abre el viernes («Black Friday»).
Según datos corregidos por variaciones estacionales publicados este miércoles por el departamento de Comercio, los gastos de consumo de los hogares subieron más que lo previsto en Estados Unidos en octubre.
El incremento fue de 0,7% en relación a setiembre, recuperando lo perdido el mes anterior (0,6%), cuando los analistas preveían un alza de solamente 0,5%.
El aumento parece confirmar que el descenso de setiembre estuvo relacionado esencialmente a la repercusión de la finalización del programa «dinero por chatarra» para la compra de automóviles nuevos, que había impulsado al índice en agosto.
Aunque el consumo se mantiene débil, es una buena señal para la economía estadounidense en momentos en que se inicia la corrida a las tiendas para las fiestas de Navidad.
«Es como si los consumidores se estuvieran preparando para la temporada de fin de año» estimó el economista independiente Joel Naroff.
«Las familias podrían estar recuperando el gusto de comprar», agregó, «eso da esperanzas de que la temporada de fiestas no se salde con el desastre tan anunciado».
Naroff aludía a las previsiones de la Federación Nacional Minorista (NRF), que prevé un descenso de 1% del volumen de ventas en proyección anual, durante la temporada de las fiestas.
El gabinete especializado ShopperTrak es más optimista, esperando un aumento de las compras de 1,6% en relación a la temporada del año pasado (luego de una caída de 5,9% a fines de 2008).
La temporada de fiestas en Estados Unidos se extiende grosso modo de noviembre a diciembre, de Halloween a San Silvestre.
Normalmente provoca una fiebre consumista al día siguiente de «Thanksgiving» (Acción de Gracias) con el «Viernes negro», día de excepcionales ofertas que da inicio a un mes de promociones especiales de todo tipo.
Al igual que el año pasado, la crisis debería hacer sentir sus efectos y los gastos de los estadounidenses en los comercios deberían ser «contenidos», estima Nigel Gault, economista del gabinete IHS Global Insight.
La temporada «se anuncia sin embargo mejor que el año pasado», agregó.
En tiempos normales, los gastos de las familias son el motor de la economía estadounidense. Durante el verano boreal, representaron cerca de tres cuartos del 2,8% de crecimiento que permitió al país salir de la recesión.
Para Gault, al igual que para Ian Shepherdson, del gabinete HFE, el alza de los gastos en octubre permite esperar que el consumo continúe impulsando a la economía en el último trimestre, aunque con menos fuerza, como consecuencia de la desaparición de algunos estímulos temporarios como el de «dinero por chatarra».
La confianza de los consumidores será un elemento determinante. Los dos grandes índices que la mide (el de Conference Board y el de la universidad de Michigan) se orientaron en sentidos opuestos en noviembre, pero una cosa es clara: el optimismo de las familias es escaso y si consumen más, será sin excesos.
Pese al pronóstico levemente más favorable para la economía publicado el martes por la Reserva Federal y el claro descenso de las nuevas solicitudes de beneficios por desempleo anunciado el miércoles, la amenaza de despidos es todavía muy fuerte y los ingresos de las familias no aumentan lo suficiente como para complacer a los economistas.