Tenía tantas ganas de pisar el césped que cuando salió a calentar, nada más empezar la segunda parte, el cuarto árbitro lo tuvo que parar e invitarle a dar marcha atrás. Cristiano había saltado, literalmente, del banquillo sin peto. Y sin peto ni siquiera iba a poder calentar.
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Por supuesto, fue ovacionado por el Bernabéu nada más pisar la banda. Primero porque acababa de poner la palabra fin a un calvario que duraba ya 56 días. Y segundo porque, de paso, acababa también con los bostezos del público, aburrido por el no espectáculo que estaba viendo contra el Zúrich .
Cuando Pellegrini, a pie de campo, le estaba dando las últimas indicaciones, el portugués no fue capaz ni de mover las cejas. Ya se veía correteando en el césped. Media hora más tarde, se paseó por la zona mixta con su habitual seguridad que, en cualquier otro futbolista, rozaría la chulería. «No me dan miedo ni Ibrahimovic, ni Messi», saltó pensando ya en el clásico del domingo. «Menos con lo bien que me encuentro. No he notado molestias y estoy encantado de haber vuelto a sentir las emociones de un partido. Llevaba casi dos meses parado y es normal que todavía no esté al 100%», continuó.
¿Pero te ves capaz de jugar 90 minutos?, le preguntaron. «Buuuuffff… Lo que quiero es jugar y espero que el mister decida ponerme desde el inicio porque es con los partidos como se gana forma», contestó. Y acto seguido volvió a matizar que él no es el salvador de la patria. Ya lo dijo después del 4-0 en Alcorcón, cuando todos esperaban a que se recuperara para el partido de vuelta. «Yo no salvo a nadie, estoy aquí para ayudar, como todos los demás», dijo en aquella ocasión.
«Le hemos visto bien, está tranquilo y apoya [el pie] con seguridad», comentó Pepe anoche. Con tanta seguridad que no tardó ni cinco minutos en enfilar cuatro bicicletas seguidas e intentar un pase de rabona. «Tenía tantas ganas de volver a jugar que es como un niño que acaba de descubrir algo nuevo», decía el central. A su lado Arbeloa comentaba que la vuelta de Cristiano es fundamental, sobre todo para el partido del domingo en el Camp Nou. «Con él ganamos mucha más pegada», aseguró. «Pegada ya tenemos, con y sin Cristiano. Lo que tenemos que hacer ahora es mejorar el juego», replicó Pepe.
El que sigue viendo demasiado ansioso al delantero portugués es Pellegrini. «Estaba con unas ansias de jugar…», explicó el técnico. «Le he dado la oportunidad de hacerlo primero porque sabía que esos 20 minutos le iban a venir muy bien, y segundo porque en los últimos tres días de entrenamiento lo he visto muy suelto. Ya había dejado de lado la preocupación mental por la lesión», concluyó el chileno.