Leterme regresa al poder en medio de temores a crisis


El flamenco Yves Leterme fue nombrado nuevamente hoy primer ministro de Bélgica, tras la partida de Herman Van Rompuy que ocupará la presidencia de la UE, en medio de temores de que su regreso reabra una crisis polí­tica entre las dos grandes comunidades del reino.


El rey Alberto II de Bélgica «recibió en audiencia» hoy a Van Rompuy, de quien «aceptó su dimisión» y «nombró a Yves Leterme» jefe de gobierno, anunció un comunicado del palacio real.

Leterme, un democristiano de 49 años, ya ocupó esta función durante casi diez meses en 2008 pero se vio obligado a dimitir por un escándalo polí­tico-financiero relacionado con el desmantelamiento del banco Fortis, del que fue posteriormente absuelto.

Desde mediados de año, ocupaba la cartera de Relaciones Exteriores del gobierno de Van Rompuy, cuya composición se mantendrá casi idéntica.

Muchos belgas, especialmente los valones francófonos, desconfí­an de Leterme por su postura juzgada radical en favor de las demandas de autonomí­a reforzada de la región de Flandes.

Con el fin de aplacar temores, el rey confió a otro ex primer ministro más moderado, el también democristiano flamenco Jean-Luc Dehaene, la tarea de ocuparse de las cuestiones institucionales más espinosas que dividen a flamencos y valones.

Dehaene cuenta con la confianza de los valones francófonos y es considerado un especialista del complejo sistema federal belga.

«Un Leterme bajo control», resumió hoy el diario Le Soir.

La prensa belga, pese a celebrar la designación de Van Rompuy al frente de la Unión Europea, lamentó la partida del polí­tico que con su habilidad para forjar compromisos supo traer estabilidad al gobierno y evitar una crisis polí­tica que algunos habí­an temido que acabarí­a con la división del reino.

Leterme, además, no dejó un buen recuerdo de su primera etapa al frente del gobierno federal.

Tras haberse demorado una eternidad para formar a su gabinete, entre junio de 2007 y marzo de 2008, Leterme precipitó al reino en una de sus peores crisis polí­ticas desde la Segunda Guerra Mundial.

El democristiano flamenco trató de imponer una «gran reforma de Estado» y transferir nuevos poderes a las regiones reclamadas por Flandes. Pero chocó con la resistencia de los partidos francófonos, que temí­an que su remodelación institucional fuera un preludio de la partición del pequeño paí­s.

Su regreso le ofrece una nueva oportunidad, pero será «la última», tituló el miércoles el diario flamenco De Standaard.

En el ministerio de Relaciones Exteriores, Leterme será reemplazado por el hasta ahora titular de la Función Pública, Steven Vanackere.