EL MODERNO CAMINO DE EMAíšS


Al apreciado lector invito a caminar conmigo por el Moderno Camino a Emaús, en el que siempre se nos une Aquel que se le creyó un simple forastero que, desde hace 2011 años hace arder con su Palabra todo corazón frí­o y apagado, y sella su Amor en un nuevo pacto que í‰l trajo del cielo que ya hecho, llevó de la tierra al Padre Celestial. (San Lucas 24:13-35.)

Santiago Villanueva Gudiel
svillanuevagudiel@hotmail.com

 


Fue la experiencia de aquellos dos discí­pulos del Señor Jesús, Cleofás y el otro caminante; y será siempre la nuestra si lo invitamos a quedarse con nosotros; jamás se olvida el dí­a que en el camino se nos unió el Resucitado que a todos cambia la vida, historia, esperanza y destino más acá y aún más allá del Sol.
 
 Siempre existirán otros y otras con quiénes compartir las revelaciones de la Palabra que da vida al cansado o decepcionado peregrino, y sentir de nuevo que el Señor JESUCRISTO ¡es el mismo: ayer, hoy y por los siglos!, que se nos une y cumple como lo prometió –que estará con nosotros todos los dí­as hasta el fin del tiempo de Gracia–. 
 
Con su compañí­a el viviente con el rostro ensombrecido de tristeza, o la vista oscurecida para no reconocerlo; o cansado del camino siente que ya no tiene fuerzas, las recobra, y recibe nuevas el que ya no tiene ninguna; si creyese que se le hizo tarde, descubre que aún es tiempo para seguir adelante, se sacude el cansancio y sin medir distancia, hora y estaciones del tiempo, se anima a seguir y reunirse con los otros que exclaman: ¡Es cierto! ¡Ha Resucitado el Señor!, y se le ha aparecido a las mujeres, a Simón Pedro y a nosotros. Estamos de nuevo gozosos en la esperanza y ardientes en el espí­ritu. 
  
Al oí­r las palabras del Resucitado del camino de Emaús, se le ama, y aún hecho invisible se le reconoce, ¡Es el verdadero! El corazón vuelve a la vida, quita todo temor, a la soledad, noche, peligros y a la muerte; y ansí­a su comunión; por la manera cómo dio gracias y partir el pan ¿Cómo no hacer memoria de El todas las veces que comiéremos? ¡Vamos a í‰l, o lo esperamos en el segundo encuentro cuando venga del cielo de nuevo por su Iglesia!, diciéndole ¡Ven, Señor Jesús! 
  
Las pláticas de mi libro El Moderno Camino a Emaús, son acerca de Cristo el Señor Resucitado; de textos de oro de su Palabra que el Espí­ritu Santo ayuda a guardarlas en el corazón como perlas de gran precio; ellas mantienen la fe y el amor a Dios y al Señor porque primero nos amaron, y El Forastero del Cielo vino a salvarnos. ¡Comparto con otros y otras, nuestras experiencias de largas distancias y años duraderos de su compañí­a en el Camino Moderno a Emaús!
 
 En este Camino encontramos “flores en eclosión natural de esta tierra, que han brotado en el tiempo de la canción; es oí­da en nuestro entorno la voz de la tórtola llamando a la paz; la higuera nos ofrece sus frutos y las vides en ciernes su olor que hace a los viejos volver a soñar, a los jóvenes a ser visionarios, a los niños platicar la Palabra y a los infantes balbucearla.
 
EL SEí‘OR JESUCRISTO, el Forastero del Camino volvió al cielo, y ahora mismo prepara allá lugar para nosotros donde nos espera. Mientras tanto en la tierra las lluvias de Gracia sobre Gracia de su Espí­ritu, saltan de los grandes capí­tulos de la Biblia en revelaciones para nosotros que enriquecen la mente, refrescan el alma y fortalecen el cuerpo con las grandes verdades de Dios, que describe el capí­tulo 11 del libro de Hebreos, que nos mantienen en la antesala y Salón de la fe más preciada que el oro, dándonos por medio del conocimiento de la Presciencia de Dios, o su Ultraciencia en el Universo; a conocer la Auto-Existencia de DIOS, la Preexistencia de Cristo y El Espí­ritu Santo y sus Obras Sobrenaturales, que son base importante del fundamentalismo cristiano y la renovación del entendimiento para comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta; y para eso, dejo además en el Moderno Camino del Emaús espiritual, sendas Escalas de Virtudes y Valores humanos de relevancia, por las que los creyentes tenemos que pasar para ser cristianos auténticos.