ADMIRABLE CONDESCENDENCIA


Las llagas malolientes y putrefactas de aquel cuerpo viviente ahí­ estaban siempre; a la misma hora y en el mismo lugar, para mover la compasión de las personas que pasaban, y recibir alguna limosna.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Pero la gente rica y acomodada sentí­a repugnancia ante tal figura, y, si acaso, desde cierta distancia le lanzaba alguna moneda, después de cubrirse la nariz y cerrar los ojos.

Esta misma era la actitud del joven apuesto y acaudalado, Francisco de Así­s, hasta que en la débil imagen de aquel leproso, descubrió la sublime presencia del Dios invisible.

Francisco colmó de besos la piel podrida de aquel ser humano, y a partir de entonces, los enfermos pobres y desahuciados fueron sus mejores amigos.

LOS POBRES Y ABANDONADOS SON OPORTUNIDADES DIVINAS.