El presidente estadounidense, Barack Obama, llegó hoy a Pekín para reunirse con los altos dirigentes chinos, después de haber abogado en Shanghai (este) por la libertad de expresión, de culto y de información, incluso en internet.
A su llegada por la tarde, Obama fue recibido en el aeropuerto de la capital por el vicepresidente Xi Jinping, probable sucesor del número uno chino Hu Jintao, comprobó un fotógrafo de la AFP.
Una entrevista y luego una cena estaban previstas entre los presidentes Hu y Obama, que efectúa su primera visita a China en el marco de una gira por Asia.
Sus conversaciones en la capital deberían referirse a grandes temas complejos y a veces en litigio: el clima antes de la conferencia de Copenhague, diferendos comerciales, el nivel de yuan, la proliferación nuclear en Corea del Norte e Irán y los derechos humanos.
En Shanghai, el lunes por la mañana, Obama evocó esta última cuestión en un encuentro con estudiantes que habían sido seleccionados estrictamente para la ocasión o en respuesta a preguntas de internautas.
La intervención de Obama no fue transmitida por la televisión nacional y sólo por la de Shanghai, algo poco habitual en las normas del protocolo chino.
El portal internet de la agencia oficial China Nueva se limitó a un informe escrito, al parecer no censurado, lo que no fue el caso de todos los portales chinos.
«Pensamos que las libertades de expresión y de culto y el acceso a la información son derechos universales», dijo Obama.
«Deberían ser accesibles a todos, incluyendo las minorías étnicas y religiosas, ya sea en Estados Unidos, en China, o en cualquier parte», agregó.
De todas maneras, Obama tuvo cuidado de no contrariar a sus anfitriones y no mencionó ni Tíbet ni Xinjiang, escenario de revueltas sangrientas en 2008 y en julio pasado.
Antes de la visita, algunos observadores habían manifestado el temor a que Obama dejase de lado la defensa de los derechos humanos en favor de los «grandes temas» como el cambio climático o la lucha contra la crisis económica, cuestiones en las que las dos potencias son cada vez más interdependientes.
El presidente estadounidense también alegó en favor de una internet sin censura. China ejerce una vigilancia extrema de la red y censura sistemas como Facebook o Twitter.
«Siempre he sido un ferviente partidario de internet. Soy también un enconado partidario de que no exista censura», afirmó el presidente estadounidense.
Obama reiteró una vez más que «China y Estados Unidos no tienen por qué ser adversarios», explicando que buenas relaciones bilaterales podrían traer la «prosperidad y la paz en el mundo».
En un discurso en Tokio, el mandatario estadounidense ya había insistido en que quería mostrar a Pekín que Washington no es un rival sino el socio de una China que se afirma cada vez más como una potencia.
La visita del jefe del Estado norteamericano se realiza en medio de drásticas medidas de seguridad. El barrio central de Pekín donde pasará dos noches fue herméticamente cerrado. Desde su llegada, el tránsito había sido paralizado.
Sin embargo, numerosos pekineses no perdían la esperanza de ver al presidente estadounidense, que en China goza de gran popularidad, sobre todo entre los jóvenes.
El viaje a China de Obama es considerado como el punto culminante de su gira asiática de una semana que lo llevó a Tokio, Singapur (APEC), Shanghai y Pekín, y terminará en Seúl.
Durante su primera visita a China, en Shanghai y Pekín del lunes al miércoles, el presidente norteamericano Barack Obama se reunirá con los altos dirigentes del régimen comunista, incluido su homólogo Hu Jintao.
– Hu Jintao:
El número uno chino, de 66 años, acumula los cargos de presidente de la República Popular de China, secretario general del Partido Comunista y comandante en jefe del ejército.
Hu es considerado un pragmático desde que llegó a los puestos más importantes, primero como responsable del partido en 2002, y luego, un año más tarde, a la presidencia.
El mandatario chino es ingeniero y estudió en la prestigiosa universidad de Tsinghua, en Pekín. Hizo carrera en la Liga de la Juventud Comunista, y luego en las provincias o regiones más pobres, como Tíbet, donde en 1989 reprimió una sublevación contra China.
En 2007 y 2008 fue reelegido en la dirección del Partido Comunista y del Estado para nuevos mandatos de cinco años.
– Wu Bangguo:
El presidente de la Asamblea Nacional Popular Wu Bangguo, de 68 años, nacido en la ciudad de Shanghai, es oficialmente el número dos del régimen.
También es ingeniero e hizo gran parte de su carrera en Shanghai, donde fue electo alcalde en 1991. Como viceprimer ministro, entre 1995 y 2002, se destacó al llevar a cabo una dolorosa reforma de las empresas estatales.
– Wen Jiabao:
El primer ministro Wen Jiabao, de 67 años, apodado afectuosamente «abuelo Wen» por los chinos, está encargado fundamentalmente de las cuestiones sociales y de los más desamparados. Visita a los obreros migrantes, a los enfermos de sida y a las víctimas de las catástrofes naturales.
Este geólogo hizo carrera política sin verse afectado a fines de los años 80 por la destitución de dos dirigentes con los cuales había trabajado, los reformadores Hu Yaobang y Zhao Ziyang. Fue nombrado primer ministro en 2003 y nuevamente en 2008 para un último mandato de cinco años.
– Yu Zhengsheng:
Yu, de 64 años, fue nombrado en 2007 primer secretario del Partido Comunista en Shanghai después de la caída por corrupción de Chen Liangyu. Antes hizo carrera en las provincias de Hubei (centro) y Shandong (este).
– Han Zheng:
Han es el alcalde más joven que haya tenido Shanghai en su historia. Fue nombrado en 2003 a los 48 años. Es uno de los pocos altos funcionarios que no se vieron afectados por la operación «manos limpias» lanzada en la capital económica y financiera después de la destitución de Chen Liangyu. Estudió en la universidad Fudan de Shanghai, antes de comenzar a mediados de los años 80 una carrera en la burocracia local.