Una de las grandes satisfacciones de colaborar en LA HORA, es que durante el tiempo que he escrito mis opiniones, sus Directores en diferentes épocas no han ejercido censura alguna a mi forma de expresar, de pensar o analizar las diferentes circunstancias político, sociales, económicas y educativas a las que, hasta hoy me he referido.
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Jamás podré quedar bien con el criterio personal de todas las personas que leen este periódico, donde se ejerce el lema de «TRIBUNA, NO MOSTRADOR», lo que implica que desde aquí puedo expresar lo que creo, siento, analizo, me refieren o comentan diversas personas de diferentes estratos económicos y sociales; lo cual en un buen ejercicio de la libertad de expresión.
Si escribo acerca del glorioso 13 de noviembre, saltarán algunas personas que me dirán comunista y otros calificativos; si escribo acerca de educación, me dirán que sólo los programas elaborados por el Cien son de utilidad nacional; si escribo acerca de las hidroeléctricas y de derecho de los pueblos a que se respete su opinión al respecto, me dirán que me opongo al desarrollo; si escribo acerca de la depredación de los bosque en Petén, me dirán que escribo acerca de ello porque el INTA u OCRET no me dieron alguna parcela en ese sector; en fin… «Quedar bien o quedar mal? siempre es: quedar».
Al escribir en LA HORA, estoy expuesto a los comentarios a favor o en contra; cada persona cree tener la verdad absoluta y critican con tanta propiedad como si fueran los ciudadanos probos y ejemplares de esta Guatemala. Respeto esa circunstancia: quien pueda que emita su opinión y/o comentario, que exprese su verdad, lo cual no necesariamente significa que sea la verdad absoluta. NO persigo que mis comentarios tengan carácter de verdad absoluta; sólo es mi opinión o circunstancias de la vida que otras personas me han referido.
Respecto a que deje la utilización del diccionario, no lo haré, puesto que viviendo en un país como el nuestro, debo usarlo para saber el significado real de los términos específicos acerca de lo que expreso. Además, lo utilizo como un recurso didáctico para que los amables lectores y lectoras puedan compartir conmigo las palabras en su correcto significado.
He utilizado guatemaltequismos que ilustran de mejor manera las ideas que expongo, y algunas personas también pusieron su grito en el cielo porque son palabras malcriadas u obscenas, según ellos, porque desconocen el verdadero sentido o significado de los mismos. Los guatemaltequismos contenidos en los Diccionarios de Don Lisandro Sandoval y otros autores nos dejan conocer las palabras típicas, comunes y/o populares con las que se expresa la mayoría de los guatemaltecos; eso no quiere decir que sean malcriadas u obscenas. Tal vez lo sean para aquellas personas con doble moral.