La emoción suscitada por el suicidio del guardameta alemán Robert Enke, que sufría de depresión, relanza el debate sobre la dificultad de hablar de esta enfermedad que afecta a muchos deportistas pero que sigue siendo un tema tabú.
«En general, la presión y el estrés son el desencadenante de la depresión. Por una parte hay la presión externa y por otra las grandes expectativas con respecto a uno mismo», explica el profesor Gí¶tz Mundle, especializado en la depresión y en el llamado «síndrome del trabajador quemado».
«Todo ello conduce a una carga demasiado importante para el cuerpo y para la psique», añade el médico, que dirige una clínica en la región de la Selva Negra, en el sur de Alemania, «y llega un momento en que la gente no puede continuar y cae enferma».
Si el caso de Robert Enke es especialmente trágico, otros deportistas han pasado fases depresivas, como el caso de la atleta francesa Marie-José Perec, triple medalla de oro olímpica, que tuvo una crisis en los Juegos Olímpicos de Sidney del año 2000, abandonó la competición e ingresó en una clínica.
Más recientemente, el ex atacante estrella de la selección inglesa de fútbol, Paul Gascoigne, confesó que estaba bajo tratamiento por alcoholismo, toxicomanía, bulimia y depresión y que había sido ingresado varias veces en hospitales psiquiátricos.
El ex internacional alemán del Bayern de Múnich, Sebastian Deisler, publicó tambíen un libro sobre su depresión, igual que el jugador de la selección francesa de rugby Christophe Dominici, que explica como se hundió en medio de su carrera deportiva tras la muerte de su hermana.
La estrella del cricket inglés Marcus Trescothick también reconoció haber escondido durante años su enfermedad. «Ni yo mismo entendía porque estaba tan mal. ¿Como habría podido explicar algo que ni yo mismo entendía?», se pregunta el deportista.
En general los que sufren depresión no revelan casi nunca su enfermedad.
«Hasta el final tuvo miedo que se supiera», reveló la viuda de Robert Enke, Teresa, el miércoles pasado, un día después del suicidio de su esposo, que se tiró a la vía del tren.
EL psiquiatra del futbolista, el doctor Valentin Markser, también explicó que el guardameta, favorito de la selección alemana para disputar el Mundial de 2010 en Suráfrica, nunca quiso hacer pública su depresión, aunque llevaba seis años enfermo.
Los dirigentes de su club, el Hannover, tampoco sabían nada de los problemas de su jugador, uno de los pilares del equipo.
Según el profesor Mundle, la depresión «es un problema de integración en la sociedad. En el caso de Robert Enke, cabe preguntarse cuál habría sido la reacción del público: ¿un deportista está obligado a tener que hacerlo todo, a vencer todos los desafíos?».
A pesar de la existencia de centros especializados, muchos deportistas siguen sufriendo en silencio de la depresión, provocada por la presión de las competiciones, la angustia ante el fracaso y la obsesión del cuerpo.