Datos de algunos lagos de Guatemala (3)


En la República de Guatemala, en el Departamento de Guatemala y en donde se asienta la actual Capital de Guatemala ha desaparecido enorme cantidad de lagunas y lagunetas.

Roberto Arias

Según pruebas cientí­ficas (geológicas dentro de ellas), el lago Amatitlán tení­a una superficie que, hace unos diez mil años, cubrí­a el área que ahora son las poblaciones de Villa Canales y Amatitlán, que incluí­a hasta la entrada al cañón de Palí­n, de lo cual queda únicamente lo que vemos hoy, con el agravante que su cuerpo está en total o casi total estado de eutroficación o eutrofización, lo cual significa el incremento de sustancias nutritivas en aguas dulces de lagos y embalses, lo cual provoca un exceso de fitoplancton.

De acuerdo al libro «Sistemas Lacustres de Guatemala -Recursos que mueren-» de César Castañeda Salguero, el Valle de la Ermita, donde actualmente está asentada la ciudad de Guatemala, tuvo en los últimos 4 mil años varias lagunas y lagunetas. Entre ellas se documentan las siguientes: en los sitios conocidos hoy como Hospital General (La Laguna); Mercado de la Placita (Laguna del Soldado, porque ahí­ se bañaban los soldados del Castillo de San José, hoy Teatro Nacional); Colonia del Rosario, zona 7 (Laguna El Naranjo) y las lagunetas de La Terminal zona 4 y del Tí­voli, zona 9.

Cerca del Obelisco, especí­ficamente entre 14 calle y bulevar Liberación y entre 3ª y 7ª avenidas, habí­a una laguneta en 1930. Vecinos del área informan que: «Los caballeros llevaban a las damas en carruaje y se iban a cazar patos, mientras ellas arreglaban la merienda» (com. pers. Emilio Castañeda, residente zona 9). También es reportada por algunos ancianos la existencia de una laguneta en la Villa de Guadalupe, más o menos en el área cercana a la actual iglesia de Loyola (com. pers. Carlos Orantes T., profesor USAC). El área conocida como Las Charcas, de ahí­ su nombre, en la zona 11, tení­a tres lagunetas que debido a la urbanización fueron desecadas.

Un ejemplo elocuente del impacto del proceso de urbanización metropolitana que se realiza sin controles adecuados y de la poca importancia de los recursos naturales para el capital inmobiliario especulativo,, lo representa la laguneta El Naranjo ubicada en la zona 7 de la Capital de Guatemala, cerca del Centro Comercial Montserrat y de los sitios arqueológicos El Naranjo, El Rosario y Kaminal Juyú, la cual también abasteció de agua y otros elementos naturales a los mayas que aquí­ habitaron hace unos 1,700 años.

Lo que hace relativamente pocos años fue una hermosa laguna, hoy desapareció (la laguneta El Naranjo aún estaba en fase de pantano en 1992); su extensión fue reducida progresivamente con material de relleno (ripio, basura, etc.) para ganar espacio urbanizable en beneficio de intereses económicos particulares a costa de un bien colectivo nacional. Pero además de la destrucción de la laguna, se dio el del material arqueológico de esa zona (Kaminal Juyú; El Naranjo y El Rosario) con una extensión de 10 kms. cuadrados.

Es importante que el público sepa que el problema de Atitlán es algo que se extiende a toda la República de Guatemala. Todos los lagos y lagunas están en proceso de muerte. La única forma de intentar dar marcha atrás a los procesos de eutroficación y muerte de los espejos de agua guatemaltecos es, de inmediato, poniendo «en cintura» a las municipalidades y cerrando industrias que no den tratamiento adecuado a sus aguas de salida. Es urgentí­simo y no existe otra forma.