Alergias, enfermedades respiratorias e infecciosas: las repercusiones del cambio climático en la salud humana debe considerarse como un tema esencial de la próxima cumbre de Copenhague, estiman especialistas, quienes señalan que los osos polares no serán las únicas víctimas del calentamiento del planeta.
Esos riesgos fueron señalados por los participantes en el coloquio «Urgencia Salud Clima», organizado en París ayer por la Asociación Salud Medioambiente Francia (ASEF) que reúne a 2.500 médicos.
«Pueden preverse nuevas enfermedades y epidemias, y más catástrofes medioambientales, de las que las primeras afectadas serán las poblaciones más vulnerables», afirma la doctora Sandrine Segovia-Kueny, delegada general de la ASEF.
Por su parte, el médico y explorador Jean-Louis Etienne recalca la mortandad causada directamente por el aumento de los ciclones en las regiones tropicales.
Pero los «acontecimientos extremos» pueden causar también víctimas posteriormente, a raíz del estrés postraumático, indica.
Martin Guespereau, director general de la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria del Medio Ambiente y el Trabajo (AFSSET), advierte, por su parte, sobre los riesgos ligados a la microbiología.
«Con uno o dos grados celsius más en el agua de mar, pueden desarrollarse bacterias que representarían un peligro potencial de transmisión al hombre», estima el experto.
«Las aguas más calientes significan también la proliferación de algas, y las algas pueden ser tóxicas», agrega.
El cambio climático acarrea «asimismo una modificación de los rayos ultravioletas a los que los hombres estaremos sometidos, y esos rayos tienen efectos directos» en los ojos, pudiendo provocar enfermedades graves de la retina, explica.
El calentamiento podría provocar también la multiplicación de las enfermedades respiratorias provocadas por la contaminación atmosférica.
«Actualmente, entre 20% y 25% de la población sufre trastornos alérgicos, es decir el doble que hace 20 años», señala Guespereau, explicando que una de las causas es el polen producido en cantidades crecientes durante periodos de florecimiento prolongados por el calentamiento.
La contaminación con ozono acarrea paralelamente una disminución de la capacidad respiratoria, precisa el profesor Gérard Huchon, secretario general de la federación francesa de neumonología.
Además, las partículas finas pueden «disminuir la función respiratoria de los asmáticos, sobre todo los niños, y aumentar la mortalidad debida a los cánceres de las vías respiratorias», añade.
Finalmente, puede haber «interacción» entre los diferentes contaminantes y la temperatura, un peligroso cóctel de ozono, de partículas finas y de calor, señala el especialista.