Los científicos que en las lejanas regiones árticas estudian el calentamiento del planeta observan con desaliento a una opinión pública dubitativa y a gobiernos sin grandes ambiciones en temas climáticos mientras se acerca la conferencia internacional de Copenhague.
«Medir el espesor del hielo en el írtico es muy difícil», explica Edmond Hansen, un investigador del Instituto Polar Noruego que realiza un complicado trabajo para descifrar los peligros del calentamiento climático.
«Los satélites no pueden hacer este trabajo por ahora. Debemos abrir un agujero en el hielo y usar técnicas electromagnéticas», precisa Hansen desde Tromso, una ciudad al norte del círculo polar ártico y a la misma latitud de Siberia de la que acaba de volver tras un viaje anual por los hielos del Polo Norte para recoger muestras.
Desde hace once años, el científico se sitúa en el mismo estrecho, entre Groenlandia y Spitzberg, territorio administrado por Noruega y lugar de observación de las corrientes, las temperaturas y la salinidad de un agua que se calienta y promete transformar el clima planetario.
Cada expedición requiere millones de euros para financiar a sus 30 componentes, un rompehielos equipado con un laboratorio y un helicóptero. Y la preparación de la siguiente conlleva una lucha continua mendigando nuevos fondos.
«Se necesitan años para realizar gráficos» suficientemente fiables para sacar conclusiones, dice Hansen, dejando traslucir su amargura frente a un cierto escepticismo general.
«Estoy desalentado por la falta de voluntad para comprender de ciertas autoridades. Eso refleja una falta de respeto por el saber de los científicos del medio ambiente», subraya.
Por su parte, el director del Instituto Polar Noruego, Jan-Gunnar Winther, lamenta que la mitad de la población noruega se niegue a creer en el calentamiento del planeta, pese a que un 97% de científicos afirma lo contrario.
«Eso me preocupa porque el gran público tiene una relación directa con las decisiones políticas», subraya.
Winther, sin embargo, no está dispuesto a quedarse con los brazos cruzados. «Debemos reaccionar y es responsabilidad de los dirigentes políticos el hacerlo», añade al explicar que es bien visible cómo los hielos del Artico se están retirando en los últimos diez años.
No obstante, para los noruegos de a pie las transformaciones causadas por el cambio climático parecen ser sólo un tema teórico.
Pese a este aparente desinterés, la próxima versión del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evolución del Clima (GIEC) -que sirve como base a las negociaciones internacionales sobre cambio climático y que se remonta a 2007- podría «presentar cifras mucho peores sobre el aumento del nivel de los mares», advierte Winther.
Así, un investigador danés acaba de calcular que Groenlandia será responsable de un aumento del nivel de las aguas de 14 centímetros de aquí a finales de siglo, frente a los 5 centímetros previstos hasta ahora.
«Los responsables políticos ya disponen de informaciones tan preocupantes que deben tomar decisiones», resumió Winther.