Ayer el Ministerio Público confirmó que el comisario Porfirio Pérez Paniagua, siendo Director General de la Policía Nacional Civil, dirigía una banda criminal que se robaba los cargamentos de droga que decomisaban, lo cual viene a corroborar informaciones previas que habían llevado a Pérez Paniagua a la cárcel. Pero es importante señalar que un jefe policial no actúa por la libre cuando se enriquece porque la tradición ha sido que «salpican» y por generaciones enteras, los jefes hacían de las suyas, pero compartían las ganancias con sus superiores.
Cualquiera que conozca un poco los antecedentes de la fuerza policial en Guatemala sabe que los directores que hacían negocios, de cualquier clase, siempre se cuidaban de pasar su cuota a los superiores y ellos mismos también reciben cuota de sus subalternos porque el corrupto sistema funciona de esa manera. Cuando fue nombrado director Pérez Paniagua, en sustitución de la señora Blanco Lapola, el ministro Salvador Gándara enfrentó serias críticas por los antecedentes del policía, pero lo defendió a capa y espada frente a las críticas formuladas por las organizaciones sociales que elevaron la voz de alarma por considerar que el recién nombrado tenía un pasado cuestionable.
Es importante que se entienda el funcionamiento de la corrupción en el país porque sin duda que Pérez Paniagua hizo mucho daño, pero es tiempo de que todos asuman su responsabilidad y no cabe la menor duda de que, por error o por lo que fuera, el directamente responsable de haberle dado tanto poder a esos grupos criminales dentro de la Policía Nacional Civil fue el mando superior. Por qué, se pregunta uno, un ministro trae a dirigir la Policía a alguien con quien trabajó cuando fue viceministro hace más de una década. Por qué el Presidente no ordena una labor de inteligencia para verificar los antecedentes, sobre todo cuando hubo voces de alerta desde la misma sociedad que se preocupó por el nombramiento. ¿Puede pensarse que el ministro fue sorprendido y que en su error arrastró al mismo Presidente que avaló directa o indirectamente los cambios realizados en la cúpula de la PNC?
¿Cuál era el poder y la influencia de Gándara como para escalar al ministerio y tomar decisiones que luego se evidenciaron absolutamente funestas para el país? Son preguntas que quedan en el ambiente y que deberán tener respuesta tarde o temprano, porque las cosas no suceden por casualidad y es indiscutible que en las esferas oficiales se tiene acceso a información privilegiada que debiera servir de filtro para evitar errores. Por eso cuando estalla un escándalo de este calibre, son demasiadas las interrogantes.