Africa sueña con «gran muralla verde»


La «gran muralla verde» desde Senegal a Yibuti para frenar el avance del Sahara mira hacia la cumbre sobre el clima de Copenhague de diciembre con la esperanza de que sea el empujón para un proyecto que no ha logrado concretarse en sus cuatro años de vida.


«Africa no irá con las manos vací­as a la cumbre de Copenhague. el proyecto de la gran muralla verde centrará los debates y será presentado por el presidente senegalés, Abdulaye Wade», indicó recientemente a la AFP el ministro senegalés de Medio Ambiente, Djibo Ka, en una ceremonia en el pueblo de Lagbar (norte).

«Es un sueño que empieza a hacerse realidad», añadió Ka en referencia a un proyecto con el que, en su opinión, «Africa se hace cargo de su responsabilidad con respuestas eficaces» frente al calentamiento del planeta.

Sin embargo, su financiación es el mayor obstáculo.

«Esperamos compromisos firmes e importantes» en la cumbre de Copenhague (del 7 al 18 de diciembre), subrayó el ministro al recordar que Africa es el continente más vulnerable al calentamiento del planeta.

La idea de una barrera de vegetación y cuencas de retención para acumular el agua de lluvia de 7.000 km de largo y 15 km de ancho fue lanzada por el ex presidente nigeriano Olusegun Obasanjo en 2005, y posteriormente retomada por su homólogo senegalés.

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los bosques de la zona sahariana desaparece al preocupante ritmo de unos dos millones de hectáreas por año.

El calentamiento del planeta sólo acentuará ese fenómeno, conllevando además importantes migraciones de poblaciones en paí­ses ya de por sí­ pobres e inestables.

De los once paí­ses asociados al ambicioso proyecto, Senegal es el más activo, pese a que sus realizaciones son modestas, pues se trata de sólo 10 km de «muralla verde» plantados en los últimos dos años, como reconoció el ministro de Medio Ambiente.

«Plantamos especies locales, como acacias, que se adaptan bien y producen goma arábiga, que es fuente de recursos para los habitantes de la zona», subrayó el coronel Matar Cissé, director de la Agencia Nacional de la Gran Muralla Verde.

«El principal desafí­o es proteger las plantaciones del ganado; así­, hacen falta barreras, pero también corta-fuegos en previsión de incendios», precisó.

Sin embargo este proyecto, idéntico al de la «gran muralla verde» china, no cuenta con una acogida unánime, ni siquiera en Senegal.

«No creo en ese proyecto. No hay voluntad polí­tica porque se está desforestando por todas partes (en Senegal). No existe la preocupación por una reforestación», aseguró a la AFP el ecologista Haidar El Hali, miembro de la principal asociación de protección del medio ambiente del paí­s, Oceanium.

Sin levantar gran «ruido» mediático, Oceanium ha realizado en los últimos tres meses una inédita plantación de mangles en 5.000 hectáreas con el apoyo financiero del grupo alimentario francés Danone, que de esta forma quiere compensar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de una de sus filiales en suelo francés.

«La «gran muralla verde» es una mentira, un espectáculo montado para sensibilizar a almas dispuestas a dar dinero», prosiguió El Hali, que es un aguerrido opositor al régimen.

«La idea es buena pero hay que empezar a despertar las conciencias», recalcó su colaborador, Jean Goepp.