A menos de cien días para las presidenciales en Francia, la campaña electoral pasa a la velocidad superior y la guerra entre el gran candidato de derecha, Nicolas Sarkozy, proclamado ayer, y la socialista Ségolí¨ne Royal fue oficialmente declarada.
«Esta vez, la campaña está definitivamente lanzada (…) Será larga, difícil y vivirá altos y bajos, pero en los próximos 100 días se enfrentarán dos maneras de ver el futuro de Francia», estimó Nicolas Beytout, analista del diario Le Figaro.
Sin perder un minuto, Sarkozy, de 51 años, se metió de lleno en su papel de candidato a presidente. Horas después de ser proclamado por los afiliados de su partido, la UMP (derecha en el poder), el político instaló el cuartel general de su campaña en París y viajó rumbo a Saint Malo, al oeste de Francia, para un mitin.
«Tenemos una responsabilidad muy grande. No tengo la costumbre de hacer las cosas a la mitad y las voy a hacer bien», declaró Sarkozy, que no tuvo ningún rival en las votaciones internas de la UMP para escoger al candidato del partido.
Un 34% de los franceses desea que haya una segunda vuelta el próximo 6 de mayo entre Sarkozy y Royal, según un sondeo divulgado hoy en el diario Liberation.
Sólo el líder de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, podría tener fuerza suficiente para impedírselo, como ya ocurrió en 2002, cuando el líder del Frente Nacional, disputó la segunda vuelta frente al actual presidente, Jacques Chirac.
Si esta segunda ronda entre Sarkozy y Royal se celebrara hoy, los dos aspirantes a presidentes están muy igualados en intenciones de voto.
«En lo que único que se parecen los dos candidatos es que ambos representan un cambio de generación y encarnan una imagen de renovación profunda. Si no, todo lo demás les opone», agregó Beytout.
Según los analistas, el mayor reto de esta campaña será que ambos deben «superar las fronteras de sus posiciones iniciales para hablar a todos los franceses».
Ese fue el intento de Sarkozy ayer, cuando en su discurso de investidura como candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) recurrió a una de las referencias del socialismo francés, Jean Jaurí¨s, y a otras personalidades de izquierda como Víctor Hugo, Emile Zola y Albert Camus, y aseguró que quería ser el «presidente del pueblo».
«No aceptamos esa apropiación de la herencia. ¡Pobre Jaurí¨s! Si hubiera sabido que un día su nombre sería citado en un congreso de la derecha francesa», criticó hoy el primer secretario socialista, Franí§ois Hollande.
El responsable acusó a Sarkozy de intentar hacer creer a los electores que «ha cambiado como por arte de magia».
«Los franceses podrán elegir entre la continuidad y el cambio, entre el liberalismo autoritario y el desarrollo compartido», agregó Hollande, pidiendo que se ponga fin a las «promesas echadas a perder y la irresponsabilidad» de los gobiernos de derecha franceses.
Más discreta, Royal, de 53 años, que fue elegida en noviembre con más de 60% de los votos de los afiliados socialistas que debían elegir entre tres aspirantes, no comentó la elección de Sarkozy.
«Continúo mi trabajo», declaró la candidata ayer tras almorzar con agricultores en el suroeste del país.
Royal, que acaparó las severas críticas de la mayoría de los participantes en la ceremonia de elección de Sarkozy como candidato ayer, no reaccionó a estos ataques.
«Tenemos cien días para convencer y yo tengo cien días para seguir siendo yo misma», declaró la líder socialista en estos días.
Según los sondeos, Royal, cuya creciente popularidad sorprende incluso a sus compañeros de partido, es la única política suficientemente fuerte para derrotar a Sarkozy y convertirse en la primera presidenta de la historia de Francia.
«Tendremos que luchar juntos para convencer a los franceses, para darme la oportunidad de encarnar un cambio profundo, una nueva Francia que recupere la confianza en ella y tenga lo que merece», concluyó.