Pese al riesgo y a los pocos resultados, que ha demostrado la historia que causan las manifestaciones en el país, organizaciones sociales, campesinas y sindicales continúan saliendo a las calles en búsqueda de una solución a sus problemas.
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Rafael González, dirigente indígena de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), manifestó que es el único medio del cual se pueden valer, para realizar sus exigencias y hacerse escuchar.
Además, dice que, si bien es cierto las manifestaciones no les dejan los resultados deseados inmediatamente, sí causan efectos, que ve como positivos para las luchas campesinas, tanto en la población como en el Estado.
Resaltó que con las manifestaciones y marchas que realizan, logran que la población se involucre y si no, que por lo menos esté enterada y sepa lo que esta pasando y lo que el Gobierno esconde. Además han logrado que el Gobierno esté enterado y al corriente sobre el descontento que existe.
Por su parte, Daniel Pascual, de la Coordinación y Convergencia Nacional Maya «Waqib` Kej», expresó que las manifestaciones «son una reacción ante las políticas de gobierno», las cuales no benefician a la clase trabajadora y obrera del país, más bien, benefician a intereses políticos o empresariales de las grandes «transnacionales».
Para Luis Linares, sociólogo de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), el problema es que las manifestaciones, siendo un derecho de todos los ciudadanos, viola otro derecho de la población, el de «libre movilización de las personas».
«Hay un uso poco responsable de parte de quienes manifiestan, independientemente de la legitimidad de sus pretensiones», afirmó el entrevistado al referirse que las mismas tienen un efecto negativo en muchas personas, incluso en trabajadores como ellos mismos que se ven imposibilitados para realizar sus labores y afectan la actividad económica.
Agregó que debieran ellos de considerar otro tipo de medios para hacer valer sus intereses, tratando de afectar lo menos posible a otras personas que no tengan nada que ver en la falta de atención a sus demandas.
EXIGENCIAS AL DíA
Sin embargo, hay ocasiones en las que las marchas y movilizaciones son por conmemorarse algún día importante para el movimiento social, como lo es el Día del Trabajo, celebrado el 1 de mayo; el Día de la Hispanidad, el 12 de octubre; el recién pasado día de la Revolución (celebración del 20 de Octubre), y otros más que no dejan de ser importantes para el movimiento indígena y campesino.
En estas fechas, aprovechan la oportunidad de la conmemoración y la tradición de realizar las marchas, para relacionarlas con la coyuntura actual y hacer sus exigencias, de mejora y apoyo para la población.
Las formas de manifestar siempre han sido las mismas, el uso de pancartas con consignas, la realización de pintas, lectura de discursos, las caminatas por sectores de la ciudad capital que por lo regular siempre terminan en las afueras del Palacio Nacional o en el Congreso de la República y el bloqueo de carreteras en puntos claves de circulación del comercio.
Dentro de estas formas de manifestación, las pintas y el bloqueo de carreteras, que afecta a la población, es uno de los factores que ha causado la desvalorización del movimiento, «ya que causan malestar y descontento en la población», afirmó Luis Linares, de ASIES, quien a la vez agregó que esto mismo hace que pierdan simpatía de la ciudadanía hacia las causas que los aquejan.
«Las pintas en los monumentos nacionales es algo irresponsable de las organizaciones y es una equivocada forma de hacer tratar sus derechos», agregó el sociólogo.
Durante las mismas, los dirigentes son acompañados no solo de integrantes de las organizaciones, también pobladores de las comunidades del área rural se hacen presentes a las mismas; niños, ancianos, mujeres, jóvenes y adultos se dan cita para luchar por los mismos ideales y por los mismos derechos.
Es cotidiano observar a los campesinos que viajan días enteros para llegar a la ciudad capital, en busca de soluciones para los problemas que los aquejan.
Pero a pesar de las largas jornadas de lucha, caminatas interminable y de arriesgar la vida, «no existe voluntad política para resolver nuestras inquietudes», afirma González, mientras que Pascual aseguró: «Hasta que haya un gobierno que en verdad escuche y dialogue con el pueblo, y que además tomen en cuenta nuestras propuestas, las manifestaciones y las luchas continuarán, no importando lo que podamos perder o lo poco que ganemos».
González explicó que en el transcursos del presente año, la lucha y las diferentes manifestaciones se han centrado en la defensa de la madre tierra y el rechazo a la minería, además algo que han solicitado durante todo el año y en cualquier fecha conmemorada por ellos han dejado ver, es el caso de la oposición a una cementera en San Juan Sacatepéquez, a la que todas las comunidades se oponen.
Durante la semana pasada, la comisión de transparencia del Congreso de la República dio luz verde a la misma. Pese a la negativa que existe en la comunidad la cementera comenzará labores, puesto que ya fue autorizada con el argumento que los estudios de impacto ambiental no arrojaron resultados negativos.
«Además, hemos estado exigiendo la ley de desarrollo rural integral», afirmó González, quien expresó que los campesinos ya no están dispuestos a dejar que el Estado siga manejando las políticas a su antojo y conveniencia.
Pascual agregó que hay una advertencia clarísima hacia el Gobierno de no resolver las situaciones que catálogo como de «dignidad y de sobrevivencia» para los pueblos indígenas y campesinos.
Rafael González
CNOC
Daniel Pascual
Waqib´ Kej
Daniel Pascual
Waqib´ Kej
Luis Linares
ASIES