La presión de la Revolución Pacífica, las reformas del presidente soviético Mijaíl Gorbachov y los movimientos democráticos en Hungría y Polonia influyeron notablemente a que sucediera lo que se creía imposible. El 9 de noviembre de 1989 en conferencia de prensa, se hacía el anuncio del proyecto de la nueva ley de regulación de viajes de la RDA, la cual en ese mismo momento se convirtió en realidad, cuando a las 18:53 horas el periodista italiano Riccardo Ehrman preguntaba a Gí¼nter Schabowski, miembro del Buró Político de la RDA, si esta regulación era o no funcional. El político ante semejante pregunta, no le quedó más que asegurar que sí, agregando que dicha ley había sido aprobada en ese mismo instante y que la frontera entre las dos Alemanias quedaba abierta de inmediato. El periodista Ehrman se sintió como un héroe ante tal respuesta. A las diecinueve horas con cuatro minutos de ese día los cruces habían sido liberados. ¡Alemania salta de alegría, el Muro de Berlín cae delante de la Puerta de Brandeburgo, se unen el Este y el Oeste, multitudes de personas lloran, ríen y se abrazan, aún sin conocerse! El primer grupo que atraviesa la frontera resulta ser el de una familia que viaja en un pequeño automóvil -llamado Trabi- color turquesa. Por la emoción y el bullicio del momento, no se percatan de que su pequeña hija ha descendido del automotor, y que saltando y corriendo, se dirige precisamente hacia la frontera. «Â¡Señor agente, señor agente!», gritaba la madre con desesperación, «Â¡detenga a la niña de suéter rojo, es mi hija…!» «Â¡Lo siento!» contesta el policía con una gran sonrisa, «Â¡tengo órdenes de permitir el paso a todos, avance y recoja usted misma a su hija!» Esta anécdota la contaba el oficial de turno con risas y lágrimas en los ojos, «no puedo creer que haya sido una niña la primera en atravesar la frontera, esto es como un mensaje divino, de la Providencia, talvez para que no olvidemos nunca a los muertos y atormentados que sufrieron a consecuencia de la guerra y de esta fatídica muralla». El símbolo de la Guerra Fría se transforma en ese momento en la libertad misma. La infame construcción del muro con cercas y alambre de púas, había comenzado un aciago 13 de agosto de 1961, pero por fortuna, en 1989 quedó demolido este símbolo de la «división inhumana». Veinte años después, Alemania celebra no solamente el triunfo de la unificación, sino también el decidido y emprendedor avance de su país. El Excelentísimo Señor Embajador de la República Federal de Alemania en Guatemala, Peter Linder, para compartir con todos los guatemaltecos esta magnífica celebración, dirigió un emotivo e histórico mensaje del cual transcribo lo siguiente: «Me alegra de sobremanera poder compartir con nuestros amigos guatemaltecos y los ciudadanos alemanes en Guatemala el 20 aniversario de la Reunificación Alemana. El año 2009 es para Alemania muy especial, ya que celebramos dos aniversarios de gran importancia. Hace 60 años, el 23 de mayo de 1949, se proclamó la Constitución de la República Federal de Alemania, y hace 20 años, el 9 de noviembre de 1989, la Caída del Muro de Berlín representó el término de la represión y la división. De esta manera podemos reunir en este año ambos acontecimientos: el nacimiento de la República Federal de Alemania y la primera piedra para su reunificación. Si observamos nuestro reciente pasado podemos apreciar que de él resultaron los valores de libertad, unidad y democracia, los cuales serán también representados por Alemania en el futuro». El jueves 5 de noviembre de 2009, el Congreso de la República de Guatemala condecoró con la «Orden del Soberano Congreso Nacional», en el grado de Gran Collar, a la bandera de la República Federal de Alemania. Mañana domingo, en la Plaza Berlín habrá una celebración pública de los aniversarios «60/20».