POR GABRIEL RUBIO
Un siglo de historia y literatura española se apagó el martes con la muerte del escritor Francisco Ayala, autor de algunas de las obras más brillantes de la literatura española y creador de un mundo irónico y de desencanto.
«Lo que he escrito ha sido siempre la verdad, lo que he sentido. A veces he callado, pero nunca he optado por el encubrimiento de nada, para qué…», afirmaba en una entrevista con el diario El Mundo en 2006 el literato fallecido en la mañana de este martes en su casa de Madrid.
Su extensa vida, parte de ella vivida en el exilio en América, se correspondió con una prolífica producción literaria, que tuvo su inicio en 1925 a los 19 años con su primera novela, «Tragicomedia de un hombre sin espíritu», aunque ya había empezado a escribir dos años antes.
Nacido el 16 de marzo de 1906 en Granada, en el sur de España, Ayala, que estudió Derecho y Filosofía en Madrid, fue el último testigo del esplendor cultural y científico que vivió España a finales de los años 20, que se truncaría abruptamente con la Guerra Civil (1936-1939).
Su inquietud por aprender lo llevó a ampliar sus estudios de Política en Alemania en 1929, donde asistió al ascenso de los nazis al poder, un hecho que le marcó y quedó reflejado en su obra «Erika ante el invierno».
Durante esos años, Ayala se codeó con algunas de las más prestigiosas mentes españolas y se adhirió al grupo del filósofo Ortega y Gasset, participando en la fundación de la «Revista de occidente».
En 1934 trabajó como letrado en las Cortes españolas y siguió con su actividad universitaria hasta el alzamiento militar del general Franco contra el gobierno republicano en 1936, que le sorprendió en una gira en Latinoamérica.
Los sublevados fusilaron a su hermano Rafael y a su padre, Francisco, mientras él sirvió a la República hasta su caída en 1939, cuando tuvo que exiliarse en Buenos Aires y seguir en el extranjero una carrera literaria marcada por el sarcasmo y la ironía, pero que ni el propio escritor supo cómo encasillar, considerándose «en tierra de nadie».
«Una parte considerable de mi obra fue desconocida o tardíamente reconocida, en este mi país natal, sin que aquellos críticos e historiadores que se ocupan de catalogar, ordenar y categorizar el cuerpo de producción literaria sepan bien dónde colocar la de un escritor exiliado», afirmó en su discurso de aceptación en 1991 del Premio Cervantes, considerado el Nobel de las Letras españolas.
Novelista, ensayista, crítico y miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 1984, la obra de Ayala va del cuento a la novela, pasando por el ensayo y la crítica literaria, cruzando distintas épocas «como los cuadros de vanguardia española» hasta «la condición ambigua de «escritor español en América»», como el propio escritor decía.
Entre la abundante producción del literato figuran las vanguardistas «El boxeador y un ángel» o «Cazador al alba», así como, entre otros, los cuentos «Muertes de perros», «El as de bastos» y «El jardín de las delicias», por el que ganó el Premio de la Crítica en 1972.
Ayala, que en los años 60 inició un discreto regreso a España hasta afincarse definitivamente en Madrid tras haber vivido en Argentina, Estados Unidos, Brasil y Puerto Rico, escribió en 1982 y 1983 sus memorias, con cuyo segundo tomo, «El exilio», ganó el premio Nacional de Literatura.
Autor también de ensayos como «El pensamiento vivo de Saavedra Fajardo» y «Razón del mundo», Ayala vio publicado «La invención del Quijote», su último libro, en 2005.
Ganador de varios premios, entre ellos el Cervantes y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Ayala, casado con la hispanista estadounidense Carolyn Richmond y padre de una hija, Nina, fruto de su primer matrimonio con la chilena Etelvina Silva, fue agasajado en 2006 con motivo de su centenario.
«Hace tiempo que el telón me amenaza, pero parece que no termina de caer», comentó entonces.
Este martes, el telón ha caído definitivamente para el autor español más longevo.
DECESO
El escritor y académico español Francisco Ayala murió en la mañana de este martes en su domicilio de Madrid a los 103 años, informó una portavoz de la Fundación Francisco Ayala.
El intelectual «mantenía un estado de salud bastante bueno, hasta que, hace pocos días, comenzó a sufrir un empeoramiento físico generalizado que finalmente ha acabado con su vida», precisó la Fundación en un comunicado.
Los restos mortales de Ayala «serán trasladados al tanatorio Parque de San Isidro, de Madrid, donde serán velados y posteriormente se procederá a su incineración en una ceremonia privada», detalló.
Ayala, nacido en Granada en 1906, fue profesor en la Universidad de La Laguna, en la isla canaria de Tenerife, desde 1934 hasta el final de la Guerra Civil española (1936-1939).
Tras la contienda se exilió a Argentina, donde permaneció hasta 1950, pasando después a Estados Unidos, antes de regresar a España en 1960, instalándose definitivamente en Madrid en 1978.
Autor de obras como «El boxeador y un ángel», «Historia de la libertad» y «Cervantes y Quevedo», Ayala tiene en su haber varios premios, entre ellos el Cervantes, el más importante de las letras hispanas, que ganó en 1991, al que se suma el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
El literato, autor de obras como «Muertes de perro» y «Historia de macacos», fue homenajeado el 16 de marzo pasado con motivo de 103 cumpleaños por las autoridades españolas con la reedición de su obra «Glorioso triunfo del príncipe Arjuna».
Ayala estaba casado con la hispanista estadounidense Carolyn Richmond y era padre de una hija, Nina, fruto de su primer matrimonio con la chilena Etelvina Silva.
El intelectual y académico de la Lengua ha aportado «una visión amplísima de la Historia de España y de nuestro siglo», declaró la ministra de Cultura, Angeles González-Sinde.
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), que en los últimos años había presentado a la Academia Sueca su candidatura al Premio Nobel de Literatura, al que fue eterno aspirante, manifestó su «profundo pesar» por el fallecimiento del intelectual.
«Con la muerte de Francisco Ayala, el escritor más querido, se cierra la gran literatura española del siglo XX. Ayala amó la vida pese al desesperanzado exilio y las ingratitudes, repartió generosidad por dos continentes y él fue el intelectual modélico en el que se reconoce lo mejor de nuestra cultura», declaró la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel.
Fue «el primero en depositar un legado secreto en la Caja de las Letras del Instituto» Cervantes, poco después de cumplir 100 años, y dejó estipulado que el legado se hiciera público en 2057, recordó Caffarel.
Con Ayala se acaba «todo un mundo»: el de la Generación literaria del 27 y el de la cultura de la República y del exilio como «máximo exponente», declaró a la agencia Europa Press el poeta y ensayista Luis García Montero.
«El cuerpo le fallaba desde la bronquitis que padeció en verano, pero se ha conservado lúcido hasta el último momento. El mismo decía que estaba asistiendo a su propia posterioridad, con ese sentido del humor que le caracterizaba», precisó.
Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925).
Historia de un amanecer (1926).
El boxeador y un ángel (1929).
Cazador en el alba (1930).
El hechizado (1944).
Los usurpadores (1949).
La cabeza del cordero (1949).
Historia de macacos (1955).
Muertes de perro (1958).
El fondo del vaso (1962).
El as de Bastos (1963).
Mis mejores páginas (1965).
El rapto (1965).
Cuentos (1966).
Obras narrativas completas. Glorioso triunfo del príncipe Arjuna (1969).
Lloraste en el Generalife.
El jardín de las delicias (1971).
El hechizado y otros cuentos (1972).
De triunfos y penas (1982).
El jardín de las malicias (1988).
Relatos granadinos (1990).
Recuerdos y olvidos 1 (1982) (Memorias).
Recuerdos y olvidos 2 (1983) (Memorias).
El regreso (1992).
De mis pasos en la tierra (1996).
Dulces recuerdos (1998).
Un caballero granadino y otros relatos (1999).
Cuentos imaginarios (1999).