Las dos clases de ladrones del Estado


En el contexto de referirme al Estado de Guatemala, hoy trato de abordar las conductas humanas de todas aquellas personas que ejercieron cargos públicos y que degeneraron en actos delictivos en perjuicio del patrimonio del Estado; en el entendido que toda regla tiene su excepción.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

En otras palabras, esas conductas suelen llamarse: hurto, apropiación indebida, abuso de poder, robo, impunidad, desfalco, malversación, exacción, defraudación, timo, fraude, sustracción, saqueo, despojo, pillaje, desmantelamiento, robo, raterí­a, latrocinio, depredación, despojo, lo que en buen chapí­n entendemos como HUEVEO.

La Historia de Guatemala, muestra que la conducta delictiva de los ex gobernantes, llegó a lí­mites inimaginables en concepto de pago de favores polí­ticos, como fue en el perí­odo de gobierno de Justo Rufino Barrios quien con abuso de poder dispuso de los bienes nacionales consistentes en territorio, y cedió inmensas extensiones de tierras guatemaltecas al Estado de México como una muestra de agradecimiento por el apoyo material de un lote de rifles Remington utilizados en las escaramuzas consideradas en Guatemala como batallas en la denominada Revolución Liberal.

La misma circunstancia se repitió con el reconocimiento de Belice como paí­s independiente por el ex presidente Jorge Antonio Serrano Elí­as; así­ como la entrega de soberaní­a por parte de los diputados de turno en sus respectivas épocas con la creación del Código de Petróleo y el Tratado de Libre Comercio en idioma inglés.

Conductas ilegales como la adjudicación de sueldos y salarios a personas inexistentes, o plazas fantasmas que forman parte de la estructura contable de instituciones como el Ejército, municipalidades, ministerios de Estado, entre otros. A estos ladrones podemos denominarlos como «los que se huevean los vueltos», es decir que en comparación con otras formas y clases de hueveos realizados por ex gobernantes, se podrí­a decir que son hueveos menores.

En otras palabras, se han robado el dinero de las instituciones del Estado; pero en los últimos cincuenta años, la mayorí­a de gobernantes civiles y militares, de hecho y por derecho han retorcido las leyes para robarse de forma legal, descarada e inmoral las instituciones del Estado, lo cual debilitó de manera sustancial el patrimonio social económico y administrativo de Guatemala.

No hay mentiras blancas ni mentiras negras, hueveo es hueveo, los ladrones ricos son la misma miasma que los ladrones de «vueltos», así­ como los carteristas, mareros, estafadores, banqueros, industriales, agro exportadores, funcionarios de cualquier categorí­a, deberí­an ser cohesionados, juzgados, atortolados y refundidos en los centros carcelarios sin ninguna clase de privilegios.